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Señora Anita. de Salmon Poons talentos tan fipamente educarios, tan fragantes y exquisitos he encontrado en la arena de las letras, como el de la señora doña Anita de Salmon. NO hace vibrar la idea con esforzario acento y aparatoso explendor. Su númea es dócil, suave: no cabrillea entre sabanas de exóticos vocabins, antes bien, responde con sencillez al pensamiento fundamental.
Como buena parte de los escritores de su sexo, preocupa demasiado la cuestión religiosa.
Cierto desdén por el orgullo del hombre, por sus pretensiones, por sus audacias, por sus heroismos, revelan que el manantial de su inspiración se nutre de leyendas y de metafísicas, siempre dispuestas menoscabar el poder creador y dominador de la flaca criatura.
La señora Salmon es un espí.
Señora Anita de Salmon ritu culto. Autora de múltiples producciones, campea en sus escri artísticos: la visita a las Exposiciotos, como rasgo distintivo, la dulzura Des, los Museos, a las Ruinas histó.
y bondad de los místicos españoles. ricas. De ahi su criterio compaArgentina de origen, en Londres rativo, investigador, y su entusiasmo educóse y ha pasado la mayor parte por cuanto despierta el sentimiento de su vida. Los previlegios de su de lo bello.
cuna y de su posición económica le Es posible que un día llegue han permitido gozar los encantos de nuestro país.
una vida errante.
Acoja la distinguida señora Salmon España, Francia. Italia, Norte con estas lineas, mi homenaje de simmérica, sin citar inglaterra, han sido patía y admiración.
el teatro de sus excursiones con fines LIB, La plegaria No solamente tiene ángeles el cielo: también hay un ángel del corazón, el ángel del corazón es la Plegaria.
II Al caer la tarde hay espumas que se quiebran en las olas, hay nubes que se diafanizan en el éter y rayos que se des vatiecen en lo alto. Esas espumas, y esas nubes, y esos rayos, qué otra cosa son, sino legarias?
III La luna, como hostia, se eleva en el Oriente: las estrellas, como lágrimas, se asoman en el cielo; las olas, como quejas, sollozan en las playas. la luna que se eleva, y las estrellas que lloran, y las olas que suspiran. qué otra cosa son, sino Plegarias?
IV Ei elluvio de las fiores, el murmullo de los bosques, el concento de la lira, las estrofas del poeta, el humo de los incensarios; todo lo que solloza y todo lo que espera, todo lo que es verdad y amor y gloria; todo se eleva Dios: todo es Plegaria!
Felipe Tejera 3346 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Limano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica
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