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Padrenuestro al Sol Para Rodolfo de Salazar EN ESPASA Oh, padre de las cosas que viajas por los cielos rigiendo tus cuadrigas!
Tú das savia a las vides, perfumes a las rosas, fulgor los diamantes, sazón las espigas.
Bendito padre nuestro, santificada sea la gloria de tu nombre; tú das poder al numen. vigores das al estro.
belleza las mujeres y robustez al hombre.
Los Oboes del sinsonte y el mirlo de mis zonas, los líricos turpiales te dan su canto vario ti todas las lires que ensaya el Amazonas, la voz del Momotombo, la espuma del Ontario.
Desciende a nos, oh, padre, emperador del cielo!
con tu pincel colora la boca de las niñas: en tanto haces la curva sidérea de tu vuelo, maduras los duraznos, las fresas y las piñas.
Columpias tus cinabrios en bosques de pacayas, penetras en la hondura y esmaitas lo infinito: el éxodo registe de rojas guacamayas que hendieron el espacio con estridente grito.
Las uvas del viñedo. las caſas y las pamas recogen sus sabores al paso por tu alquimia; acreces los arrullos de amor en las palomas, alegras los labriegis y ras la vendimia.
Desgranas tus jacintos encima de las eras y trazas en los muros siluetas caprichosas, y pones por las tardes carmín en las vidrieras y alegros de matices derramas en las cosas.
Tú viste los camellos que llevan cinamomo y mirras y marfiles, cruzar por el desierto; miraste los beduinos bajo el cenit de pli mo clavando las pupilas en el confín inciertu.
Tú viste de los nardos el delicado brote y los trigales verdes en campos de labranza: tú viste una mañana salir a Don Quijote y un ósculo dejaste al hierro de su lanza.
3355 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica

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