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El Hachero. de aq Cuento rústico Leido por su autor en la sesión di tenea de Costa Rica, de de mayo de 1908.
y de goza ¿C de du ques para y pue de ce A LA LUZ DEL ALBA EI que el fan tan fe el fila que el mo de entre y enc La noche, muda y sombría, recoge su falda apenas por las celestes almenas en donde se anuncia el día.
Está la atmósfera fría, húmedo el campo y desierto; y dominando el concierto de rumores de la aurora, una voz rompe deshora tras de las tapias de un huerto. cual si ella parlamento en contorno convocara, dan respuesta pronta y clara en tono igual, más de ciento.
Vibra aleteo violento anunciando al pregonero que gallardo, altivo, fiero, legislador y galán, es del serrallo el sultán y el padre del gallinero.
Repite el toque de diana, provocativo y erguido.
mientras que deja su nido de arreboles la mañana.
El tañer de una campana despierta a toda la aldea, y la vista se recrea en una férvida nube de humo, que brota y sube de una humilde chimenea.
Esc su ar evoca remin tuerc ya de dejan que 11 y al a al eco Mientras su cuchillo afila con pronto des mbarazo, echa el último vistazo al alba que allá vacila.
Una conciencia tranquila refleja el rostro sereno; mas al irse al valle ameno el labrador que madruga, dice en su frente una arruga, que hay un cuidado en su seno.
así, otra vez al marchar, con insistente manera se acerca a la compañera de su vida y de su hogar, nadie puede escuchar lo que entre pena y placer, ella le deja entender: pero con cierto rubor io dice; y él: Por mi amor, que no te alarmes, mujer.
Allá va, con el lucero de la mañana por guía, de su perro en compañía, camino al bosque el hachero.
Lleva en su alforja el ligero pan del hambre cotidiana, que tanto en ganar se afana, y hacía la oreja caído, ancho sombrero tejido con la pita americana.
Cortado pico el camino, un lado la roca enhiesta, empieza bajar la cuesta hasta el Birris cristalino. su diestra el campesino considera la hondonada, deteniendo la mirada en el boscaje sombrío, y oyendo el rumor del río perderse por la cañada.
Surge del ndo hacia afuera con su siempre verde traje, el ambicioso ramaje que borda la carretera: perfumada cabellera, al rayo del sol broquel, y que trechos cruza aquél con flechas de luz dorada, de una pantera manchada asemejando la piel.
AS de ve y pac y con Unc como da so de su mient cruza De que ri Se yer al not de tu que a desde en un mer al bue Cuyo hogar prende María y canta, sopla que sopla el fuego entre copla y copla, y espera cantando el dia.
Su marido, que se avia para ir al monte, al volver la de su mujer la bullente cocina, el desayuno examina con codicia y con placer.
Cuál se deleita al ver que brota y trasciende el aroma provocador, mientras toma corbo sorbo su cafe.
Desayúnase de pie, y antes de marcar la hora en que se esfuma la aurora, al marcharse el labrador, recibe un beso de amor a lozana labradora.
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