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Las tirantes raíces de que brota, hondas y fuertes clávanse en la tierra.
Escampa el hombre en torno la maraña, el filo cortador taja y rebota, al matorral cercano haciendo guerra; y al mejor de los árboles que hurana guardara la montaña.
fon, inexorable suerte!
los golpes de la muerte lo buscan ya. Sonó el primer hachazo la altura del pecho del hachero, que encorajado, inevitable y fiero, voltea el hacha en la extensión del brazo; y al consultar el plan de la caida para inferirle la primera herida, el primer golpe, que cien más provoca, abre en el tro co desdentada boca. Cedro gentil, que seculares llamas las estaciones de tu augusta vida, de juvenil verdor siempre cubierto.
Caigan al pie tus opulentas ramas, de sabandijas tímidas guarida y de avecillas que en el pico abierto ileva su concierto en torno de su nido.
Escúchase el zumbido de abejas mil en libre batahola acendrando la miel de sus panales, y anidan dos puertas tus quetzales por no estrujar las plumas de su cola.
No más te escale con altivo anhelo bejuco trepador, ni bese el suelo ése que nota con gentil donaire como un cabello la merced del aire.
Tal vez te guarde, oh, cedro, tu destino noble y bello y bienhechor empleo, y vaya sustentarse en esa erguida cabeza tuya el techo per grino de un artístico y vasto coliseo: echado sobre el río en su crecida, salves al hombre la arriesgada vida: bien, ya te contemplo ia bóveda de un templo, la morada divina, sosteniendo, hecho en lámina delgada, en la aristócrata ciudad vecina protegiendo del hombre la morada; pues son incorruptibles tus ertrañas que en suaves tintes indelebles bañas, desde el pálido lucir de la canela hasta el rubí que la granada encela. Así cantaba un plácido jilguero desde una rama de laurel vecina, en tanto que a su alforja y al reposo pedia nuevas fuerzas el hachero.
Su frugal refrigerio allí termina, y el labrador sediento busca ansioso cierto maravilloso bejuco; y sin trabajo aqui tajo, allí tajo, el cuchillo brando de repente, corta un trozo del bejuco, aplica el labio al tubo, y milagrosa y rica, aun del sol escondida, dulce faente de agua que brota de la entraña hueca, 3391
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