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bién el descrédito, dañoso en más de un sentido, que las zambras políticas echan como una sombra por todos los ámbitos de da región. Motivo bastante por sí solo sería éste para contribuir a la extirpación del mal apuntado. quién, por otra parte, nos garantiza que mañana no nos hemos de ver metidos, muy pesar nuestro, en una pelotera que, rodando, rodando, llegara hasta aquí. Si ya, vive Dios. nos ha sucedido!
Pero sobre es as consideraciones egoístas, existe una razón, de menor peso, tal vez, pero de mejor casta, sin duda, en virtud de la cual no podía ni debia el Gobierno dejar de concurrir a la Conferencia de Washington: hay, por ventura, razón de indole más elevada para obrar en determinado sentido que la perspectiva de contribuir con nuestro poder á mejorar las condiciones sociales?
No era remoto, efectivamente, que, si hacíamos causa común con los otros países de Centro América, al aceptar noble y resueltamente para nosotros la corma que debía contener sus arrestos, con nuestro concurso se pusiera fin, como ha de suceder, en resolución, al escándalo de las algaradas militares. Decidme, además, si, por encima de todo, to es sobremanera halagueño entrever un estado de cosas en que la vida humana no sea más el pasto de las pasiones brutales que en estos países enciende el furor politico. Esto sólo importa más, mil veces más, que los progresos ingentes y las riquezas cuantiosas que del terruño centroamericano como por virtud de encantamiento han de surgir mañana al socaire bienhechor de la paz. Tal es la misión grandiosa que la Corte de Justicia Centroamericana tiene de hoy más en el tejemaneje político de estas Repúblicas.
Pronosticase que, careciendo de poder coercitivo, la nueva Corte ha de verse incapacitada para hacer ejecutar aquellos fallos que las partes no se sujeten cumplir por las buenas: conviene ver en ese pronóstico el amargo producto de un pesimismo por cuyo consejo ahogaríamos en germen todos los nobles pruritos de la naturaleza humana que nos inducen buscar estados más satisfactorios en el zarzal de las relaciones sociales: nada bueno ni útil se haría ciertamente en el mundo como nos dejásemos ganar y vencer por ese pesimismo que, como un tósigo, en las inevitables horas del desencanto circula lentamente por nuestro organismo y enerva las energias sanas y redentoras que a la husma del bien salen en ocasiones por ahí. No le hace falta, no, der coercitivo al nuevo tribunal el posalirse sin más con lo suyo, puesto para que las cinco repúblicas se comprometen acatar y cumplir por las buenas las disposiciones que de él emanen, y este compromiso es de aquellos que con fuerza invencible o bligan a las naciones. No habría en Centro América gobierno que faltase la fe tan solemnemente jurada: sobre que no hay tampoco gobierno que no esté vivamente interesado en la conservación de la paz, cuando só lo fuese por motivos egoistas.
Temen algunos que la Corte venga dar pretexto de intervenir en estas repúblicas al país mismo de cuyo cerebro ella nació. como Minerva del cerebro de Júpiter. magiier no tan bien armada. no me parece a mí que tal preocupación tenga aires de fundamento, porque, después de todo, es mercado para sus productos, y no predominio político, lo que el yanqui ha menester en estas regioner, y el mercado, lo tiene Pero he aquí que hasta esa suspicacia tiende garantizar por otro lado la existencia de la Corte, pues ello resulta indudable que ningún gobierno ha de querer atraer sobre si la responsabilidad terrible de la intervención, y menos aún, comprometer y aun perder esta querida independencia cuya sombra se desenvuelve, como un árbol lozano y de magnificos frutos, la personalidad de nuestro pueblo y de nuestra raza.
Gasión de Silva 3402

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