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El cuarto honrar padre y madre que leg en exp ace con fia Sin ta со Dit ser ус en sec mu ind dot COI sut 2cd dre tici Para Páginas Ilustradas (Conclusión IV. Cómo! Rosendo, eso no puede ser. Cómo va Pepe abando¡Cómo regresó Rosendo su narnos viejos ya, sólos, sabiendo que casa! Con el pañuelo en la boca él es nuestro único consuelo, nuestro tratando de ahogar los sollozos pe único apoyo, nuestra única esperanro sin poder evitar que alguna lá za, nuestro único hijo.¿Cómo va grima furtiva, después de resbalar consentir en dejarnos?
por sus mejillas, se deslizara como Tú debes haber entendido mal.
una gota de rocio por los blancos hi No es posible que Dios que es bueno, los de su barba, que es misericordioso, quien siem.
Iba el pobre padre con el corazón pre hemos anado y reverenciado, en un puño, tembloroso y no sabienal que nunca ofendimos sabiendas, do si pesaba más en su alma, la deque ya nos sometió la prueba de cepción recibida el temor de hacer perder un hijo que con tanta resig.
partícipe de ella su esposa, la nación hemos sufrido, no es posible compañera de su vida, madre ejem que Dios consienta que se nos arreplar y apasionada cuyo ciego amor bate al otro, no es posible. Él no por su hijo también conocía y que en fibra tan sensible, precisamente, puede querer eso; te habrán engañañado: Pepe no puede dejarnos.
tenía que herir. Vacilante traspuso no puede haber dicho él eso.
la puerta de su hogar y apoyándose. Ay, Luisa mía. Es cierto que yo en las paredes se dirigió su despacho. Ya en él, dejose caer en un sino le he visto; pero ha sido porque él no ha querido verme. Su resolu11ón y allí soltó el freno su pena, ción, según me ha dicho el que se deshizo en amargas lágrimas. Lágrimas de padre y de anciano!
tengo la esperanza de que tú, con tus rueLas más tristemente sublimes de las gos, con tus lágrimas, con tu amor lágrimas: de madre, logres convencerle maña.
Doña Luisa que se percató de la na cuando vayamos allá darle el llegada de su esposo, al notar que último beso. el último. éste no salía de su gabinete, él se Rosendo, tengo completa fe en dirigió quedándose fría inmóvil al la bondad y en el cariño de Pepe y observar la actitud de Rosendo. y también en mis súplicas y en mi Acercósele pausadamente y procu llanto. Qué hijo habrá que resista rando mantenerse serena le pregun las lágrimas de su madre?
tó. Dios te oiga, Luisa; Dios te oiga. Qué tienes, Rosendo? á esas ilusiones se agarraron los Ah, Luisa, mi pobre Luisa! ven viejos y dejaron que tomasen cuergo con una puñalada en el alma.
po y se acrecentaran, creyéndolas uel Está Pepe enfermo? cada vez más realizables y trayendo No, hija; está bueno, demasiado en su apoyo los recuerdos del genio bueno.
de Pepe, su poca afición las prác Rosendo, por Dios. qué ocurre? ticas religiosas, su indole abierta y Luisa. Ya no tenemos hijo! generosa sobre todo, el innegable Jesús. amor que siempre tuvo y demostró ST: Jesús, Jesús nos lo quita. su madre.
Pero Rosendo. qué es lo que a la noche de insomnio sucedió dices?
una mañana hermosa bañada en un. Luisa de mi vida, Luisa de mi sol de alegría que la daba vida y alma, tu hijo; nuestro hijo Pepe ya que afianzó las esperanzas de los pono es hijo nuestro: se va a hacer je bres y angustiados padres, que, dessuita pués de un almuerzo más simulado rector, es irrevocable, y pelre Ditic со ap: mo im de bic ha qu dis qu oti se lad qu ha be es de lo ra tra SM se va qu 3406
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