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páginas Ilustradas Revista Semanal Año Director, Próspero Calderón No. 202 Jísica Nevada era la seda del rostro, como un lirio, y mucha luz de aurora guardaban sus pupilas, azules como el cielo, como el azul tranquilas, brillantes como el oro que en hilos torna Sirio.
Se le allegó la tisis con su letal martirio y le brindó implacable semanas intranquilas, y tuvo en las ojeras el tinte de las lilas y fueron sus dos manos exangües, como un cirio.
Amo los versos vagos ungidos de tristeza, las flores amarillas de pétalo sedeño, las quejas de la flauta y el aire del jardín.
Una tarde de invierno doblegó la cabeza, se le acercó la Muerte y dióle su beleño y fue su faz más casta que el blanco del jazmín.
Lisimaco Chavarria San José, Costa Rica. América Central. 14 de junio de 1908

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