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. Prólogo Mi excelente amigo el señor Gagini me ha manifestado el deseo de que la segunda edición de su Diccionario de burbarismos provincialismos de Costa Rica salga acompañada de un prologo mío, y yo accedo gustoso, no menos por deber de amistad que por cierta vanidad, disculpable en mi concepto de que mi nombre parezca en una obra filologica en que el autor ha ostentado singular espíritu de observación, erudición nada común y exquisito gusto literari No ha de esperar el lector que diga yo aquí muchas cosas nuevas: tomaré por base la obra misma del señor Gagini (en su primera edicion para presentar como en síntesi. los principales hechos que se refieren al estado actual del castellano en esta parte de la América Española, extendiendo algunas de las cousideraciones que ellos sugieren. En globo, lo que he de discurrir se aplica a todas las regiones del Nuevo Mundo en que se habla castellano; pero no tod, los libros que sobre el particular se han escrito, ofrecen campo para igual número de observaciones.
Fondo originario del castellano en Costa Rica La lengua que los conquistadores llevaron América era la misma que entonces se usaba en España, y que fácilmente podemos reconstruir gracias a los escritos coetáneos. En aquellos tiempos no discrepaban el habla literaria y la popular tanto como en nuestros días, supuesto que ambas representaban la evolución natural del latín y se conformaban en particularidades que hoy son reputadas como propias del vulgo. Cierta rivalidad con los italianos, que au sugirió ingenios candorosos la idea estrafalaria de que Roma fué fundación de españoles, puso a muchos escritores en el empeño de reducir los vocablos y construcciones a la norma del latín, para hacer ver que era el castellano hijo más legitimo de él que no el italiano. Así empezaron a restablecerse las combinaciones ce, ct, gn, m, y otras, que siempre habían sido desconocidas en el habla corriente, con lo cual alición dotor, dino, coluna, preceto, se volvieron aflicción, doctor, digno, columna, precepto; fuéronse reponiendo las vocales idénticas que antes se disim laban en escrebir. sepoltura, etc. y de igual modo quedaron ajustadas al latín ura multitud de formas. Sin embargo, unas cuantas escaparon al celo de los latinizantes: y no fué poca dicha porque, no haber sido así, fuera hoy imperdonable disparate decir delito, sujeción, objeto. Como este movimiento ha continuado entre la gente loeta, a pesar de lo poco que hoy nos curamos del latin, el desnivel ha ido aumen ándose entre el habla popular y la literaria, Ei señor Gagini demuestra que muchas formas, voces e inflexiones que pudieran parecer peculiares de su nación pertenecen a este fondo arcaico tradicional; pero juzgo interesante apurar el punto presentando un testigo abonadisimo. Hablo de Gonzalo Fernández de Oviedo, que pasó en las Indias mucha parte de la primera mitad del siglo XVI y particularmente estuvo en la América Central; lejos de ser soldado tosco y sin letras, habíase eriado en la Corte de los Reyes Católicos, visitado Italia y Flandes, y conocia los autores latinos italianos, sin que le fueran extraños Juan de Mena y las crónicas españolas. Sus escritos, pues, ajenos de ambiciosos ornamentos, conforme él propio modestamente lo confiesa, representan sin duda el habla corriente de la gente bien educada; y con todo eso, su Ili storia general y natural de las Indras. que redactó en su mayor parte hallándose en el Nuevo Mundo, contiene muchas cosas que hoy se califican de vulgares. De las que registra este Diccionario, veo, entre otras, las siguientes: Brcrebir, Tomo I, pp. 301, 321, etc. medecina, 362, 378, 579; fericia, 1, 50; cañafistola, 1, 339; Grabiel. II, 201; mesmo, III, 198; agora, 111, 222; tresquilar. 380, 11, 266: tiseras, III, 138; trompezar. III, 74; allamisa, I, 374 II, 412: aciprés, III 348; agro, 327 506; almique, III, 589; vidro, 1, 13520; calabazo, 559, II, 254, etc.
cate (a. 111. 200; avós (habéis. I, 247, 404: avre, I, 250; hallarés I, 212, 421podres, 1) Me refiero a la edición de la Academia de la Historia, Madrid. 1851 Este prólogo fué escrito hace cuatro años para la an. edición del Dicc. de Costarriquefismos por don Carlos Gagini, pero como de entonces acá el autor desistió de esa nueva edición para refundirlo en una obra que tiene en preparación (Dicc. de Centroamericanismos. creemos preferible publicar el prólogo del señor Cuervo; trabajo lleno de curiosos datos y de altas enseñanzas para quienes a estos asuntos se dedican. La Redacción.
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