Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Grande Armée. En las divisas de los establecimientos aparecieron como por encanto las águilas y las abejas reemplazando la flor de lys.
De las dos de la tarde hasta la noche, una escena extraordinaria pasaba en las Tuilleries. escondidas primero, y francamente después, consejeros de Estado, chambelanes, escuderos, maestros de ceremonias, e hotel valets en grande tenue, vestidos de gala, con sus libreas de otros tiempos pasaban por la puerta grande y se exparcían por el patio.
Después, damas en grande toillete, princesas, Hortencia. Julia, las esposas de los grandes dignatarios, funcionarios y oficiales, ocupan según la antigua etiquetala sala de mariscales, en la galería Diana, en la sala del Trollo Todo aquel mundo del Imperio parecía despertar de un sueño que había durado un año, Todos esperaban al Maestro. Mientras, alguien noto que las flores de lirio de las alfombras apenas estaban cosidas; debajo estaban las abejas. Pronto desaparecieron los lirios y al cabo de una media hora, la alfombra se volvió imperial.
La noche venía; sobre los diques y en la plaza del Carroussel el pueblo silencioso se agrupa. Hacia las nueve un ruído de caballos pronto apagado por millares de aclamaciones se oye venir en dirección del río. Un carruaje llega gran trote rodeado de un millar de caballeros de todas armas, de todos los grados, blandiendo sus sables al grito de viva el emperador. gritos que más parecían rugidos.
Una profunda emoción nvadió la muchedumbre. Era tal que el carruaje se detuvo unos diez metros del pabellón de Flora. Abierta la portezuela apareció el Emperador. Napoleon fué literalmente arrancado de su banqueta, levantado, pasado de brazo en brazo hasta el vestíbulo. De ahí subió las escaleras izado sobre un verdadero pavés humano. Un murmurio inmenso entrecortado por el est vous! 157 vous. en todos los tonos, llenó el palacio.
Napoleón parecía ignorar todo, no oir nada, dejándose llevar, con los brazos hacia adelante, y los ojos cerrados, una soniisa fija en los labios.
El también salía de un sueño que al despertar halló ser una realidad. En veinte días había conquitado la Francia.
Calibán (De una conferencia de Henry Houssaye, el minucioso historiador de los últimos años del Imperio)
Mi única ley Amo todo lo noble que cautive como una belleza milagrosa, como el ritmo sutil de una azul melodia, como la blanca luna hechizando el ensueño de las rosas de Abril, En que adormida el alma como el mar en la duna, risueñamente hermosa viva su ilusión mil años acariciándole sin producir ninguna sombra que atriste borre la gracia juvenil.
Busco como un prodigio la fuente de Beethowen para tener el alma cada día más joven y hacer versos de oro. con púrpura de rey: Poogo en la vida llamas porque así de ese modo comprendiendo la hembra la amo antes que todo.
y soy sabio y artista,. He aquí mi única ley.
Manuel Consuegra San José de Costa Rica.
Colombiano 3445
Este documento no posee notas.