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lel Ateneo ea sus cogún brillo, porque eni literaria a ciencia, Oce estéti a vez nás e motivo, en dice, a nio con el e para direnar con sacrificios, electo púzevo salón y está, sodad y la sentidos. altamencomo por e, sin caer sociedad para una defraudada en lo que con todo fundamento se prometió, porque poco, muy poco, habría de pedir el conocedor más exigente cuanto al desempeño de los números de arte y de letras que en la velada se ejecutaron. Es tarde ya para emitir y razonar un juicio acerca del modo con que cada cual desempeñó el número que le correspondía; pero no dejaré de decir, por vía de compensación, que la prensa la derramado su canastilla de elogios los pies de las graciosas artistas y que, en lo referente apreciaciones benévolas, no ha sido menos justa con los caballeros que en la velada tomaron parte. Bien merecen sendos encomios, efectivamente, la voz rotunda y armowiosa de Paulina González; la propiedad técnica y la gracia personal con que María Cristina Volio leyó El baio, de Pio Víquez; el despejo artístico de María Luisa Morales, en cuyas manos el violín parece emitir modulaciones de humana dulzura; la precisión con que los otros alumnos hacían cantar y gemir los instrumentos de la orquesta, bajo la batuta vertiginosa de Alfredo Morales; la inteligente dirección del maestro Vargas Calvo, la cual se debe el vuelo cada vez más pujante que toma la Escuela de Santa Cecilia: la frase conceptuesa de Martin, que tiene, sobre esto, el don de la sencillez; la alta concepcion crit de González Rucavado al apreciar y juzgar las delicadezas de Bécquer; el verso fácil y rumoroso, con rumor de fronda en que aletean pájaros y estallan perfumes, de Lisimaco Chavarría.
En este hermoso desfile yo sólo echo en falta la señorita Petra Rosat, quien, por motivos muy atendibles, no pudo presentarse cantar la rimanza de Gastaldón, Prado mortal, cuyo desempeño cargo suyo corría en la preciosa fiesta. La señorita González, tan bondadosa como inspirada.
hizo sus veces, buen seguro, con gran acierto; sin que por esa sustitución oportuna se sintiese menos la ausencia de la inteligente artista que con su voz, tan dulce y vibrante como bien amaestrada, también habría sacudido íntimamente el cordaje nervioso del público con los estremecimientos de la emoción estética, fuente de divino placer. He aquí, para concluir, el programa de la fiesta que he pretendido delinear en el presente rasguño, ya que una crónica con sus pelos y señales ha perdido el interés que, falta de otro mérito, le daría la oportunidad: VELADA con que el Ateneo de Costa Rica celebra la inauguración del curso académico correspondiente 1908 1909s que se verificará en los salones de diclio centro el día 28 de junio de 1908. las de la noche, PROGRAMA Fantasía de Fausto; orquesta de la Escuela de Música Santa Cecilia. Discurso de apertura, por el señor don Gregorio Martin CaWaiting: romanza para canto, por la señorita Paulina González. Sonata le Junio: melopea: letra y recitación de don Lisimaco Chavarría: música (tipie colombiano de don Pinzón Uzcategui. Pecado Morial: romanza de Gastaldón, por la señorita Petra Rosat. El Baño: poesía de Pío Viqnez, recitación de la señorita María Cristina Volio.
los prioparticular posibles concurrir s trabajaver en la recida por fivir y que Tranza ycia. Pues 10 ya dije, e se preque el areguro por 3483

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