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jores poetas Nervo, Luis Es un poe.
10 americanos dido muchisi los de nuesrtículos y sus on franceses, stica que la jo, saben que contemplado as de un Xiá.
ampas ante los tesoros de as del contin Francia en corazón de la ispano ameriencajes y con ate los llaman risetas de baallá en lo más alto, la Virgen María contenta sin duda de su romería parece que a todos las gracias les dá. como la niña enocionada llora, él le dice con ternura: Deja esos tus llantos, herinanita inia, para aquellos tiempos que después vendrán en que no vayamos a la romeria que entonces. entonces la Virgen Maria quizá nuestras culpas no perdonara Hay tanta bondad, hay tanta ternura en esa poesía que no se puede menos de leer varias veces y de sentir la emoción delicada que, en el templo iluminado, hizo llorar la pobre chiquitina.
En El Volcan el poeta se explica la tristeza del genio de destrucción que duerine en los rincones oscuros del ancho cráter: el volcán siente un dolor vermano del dolor que experimenta el barcio, es el dolor enorme de ser fuego y sentirse de nieve circundario: dolor de ser amor y de ser ansia y sentir la heladez del desengaño.
Es aqui, en esta poesía, en donde le encontrado por primera vez la tristeza de Rosado Vega, una insteza verdaderamente triste, no esa fiesta del dolor que nos hace asistir un gran número de poetas latino americanos: lloran con lágrimas de cocodrilo que enjugan con pañuelos de seda, de colores muy vistosos y que dejan sentir el exceso de perfume de que, antes de salir de casa, han sido saturados.
Esos lloriqueos me traen la memoria las lágrimas de un poeta español que, en poesias de un sentimentalismo fastidioso, lloraba amargamente la muerte de su esposa, muerte que el mismo causó dándole un puntapié cuando ella se encontraba en estado interesante Sus poesías, llenas de gemidos son, aún hoy, el eccanto de muchas personas que no saben que, mientras en sus versos el 110raba su desgracia, existía una simpática criatura que, conmovi fa, enjugaba, con los pliegues de su camisita bordada, las lágrimas del señor.
También en dos de Sulamita es una poesía muy bella, en ella sabemos del éxodo del poeta que busca aquella cuyos ojos parecen de paloma, aquella cuyo aliento lleva muy rico aroma de aloe y cinamomo, aquella de mejillas cual la flor del gravado, la de los labios llenos de miel, la de los dientes cual blancas ovejillas y cual dos corderitos los perfumados pechos La segunda parte del libro lleva como título Del Amor y del Ensueño.
En ella hay tantas cosas bellas, hay tantas dulces esperanzas, tantas caricias aladas que me es imposible ocuparme de todas ellas. Mi placer sería recoger varias de entre ellas, formar con su perfume un hermosimo ramo de fiores y colocarlo los pies de mi amada: ella es bella, muy bella, el homenaje sería digno de ella.
Otras visiones y otras ansias se llama la tercera parte de Alma y Sangre. Es en esta parte enconcie se admira la facilidad con que el poeta describe los paisajes que se presentan ante sus ojos: su mano, al manejar el pincel, es firmne y segura, los toques que en sus cuadros apareceu son toques de artista, de un artista que siente las grandes emociones y que posee el don de saberlas ex.
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