Gustavo Adolfo Bécquer por Claudio González Rucavado Velada del Ateneo de Costa Rica, celebrada en la noche del domingo 28 de junio ultimo. SESORAS: SESORES: pensamientos, Bl inismo, en el prólogo de sus imas, lo sriacones de mi cerebro, acurrucados y desnudos, duering ade tni fantasia, esperando en silencio que el arte los vista se presentar decentes en la escena del mundo. Fecunda ede la miseria, y parecida esos padres que engendran eden alimentar, mi musa concibe y pare en el misterioso poblándola de creaciones sin números, a las cuales ni mi a eque me restan de vida seria suficientes dar forma. La fortuna, con todo, le fue adversa en Madrid. si poder del Excelentisiino señor don Luis González Bravo, fu Selas, apenas cayó su protector. 1o que ocurrió muy pronto trabajos. Ganaba la vida componiendo zarzuelas, escribier haciendo traducciones. Detestaba la política, aunque escribi bst la cacería.
Murió Gustavo Adolfo Bécquer los treinta y cuatr llevándose la eternidad un amor jamás satisfecho que e la siguiente composición. XI. Yo soy ardiente, yo soy morena, Yo soy el simbolo de la pasión: De ansia de goces mi alma está mi me buscas. No es ti: Na frente es pålicia, mis trenzas Puedo brindarte dichas sin fin; Yo de ternura guardo un tesoro.
a mí me llamas? Xo: no es to soy un suelo, un imposible, Vano fantasipa de niebla y luz. Soy incorpórea, soy intangible, No puedo amarte. Oh, ren; vc La nueva Direct:ra del Ateneo de Costa Rica, que ha tenido biea inaugurar sus tareas de este año con una fiesta de arte, solamente con la venda de la siinpatiil en los ojos pudo ercerine capaz de cerrar tan simpática velada con tita nota que estuviera en armonía con el conjunto.
Todavía vibra el eco de los trozos de canto y de los versos con que se han regalado esta noche nuestros odos; y si mi escaso poder intelectual no es posible que os brinde novedad alguna o vista siquiera con elegante traje la conversación que se me ha encargado sostener, be cuidado de elegir como tema de ella una figura delicada de las letras espanolas, a fin de ue el tema de la conversación, ya que no ella misina, os seduzea por el mundo de sentimientos que habri seguramente de despert en vosotros, Es posible que no tengáis echada en olvido la popularisima canción. Volverán las oscuras golondrinas «En tu balcon sus nidos colgar. Y, otra vez, con el aja sus cristales «Jugando llamarán. Pero aquellas que el vuelo refrenaban «Tu mostra y mi dicha contemplar. Aquellas que aprendieron nuestros nombres. Esas. no volverán Aquí también está sietetizada la aspiración sin lim jamás satisfecho, el anhelo de vencer los imposibles que es ha seguido para arrancar sus secretos a la Saturaleza y co al terminar la composición anterior, 130 lte podid tro versos. y más de Espronceda: cuatro versos que composición recitada. Yo quiero amor, quiero gloria, Quiero un deleite divino.
Como en mi mente imagino. Como en el mundo no bay: Cuántos recuerdos de vitestra niñez no llevará enlazada esa canción, y cuántas cosas agradables de vuestra juventud no os murmurarà al oido cada verso. De niños solían doriniruos arrullándonos con ella; y cuando inayorcitos el amor buscó su trono en nuestros corazones, también nos arrullo para despertarnos las dulces embriagueces del amor.
Recuerdo haberla oido cantar ai són de melancólica guitarra, por una voz argentina de grata memoria, al caer la tarde, metiéndose la noche. zum bando en el campo el vieuto loco, cuando el alma triunfa cree triunfar de todo. Gustavo Adolfo Bécquer. Poético nombre. Nació en Sevilla ea el año de 18:6, el 19 de febrero. Según su biografiador. don Ramón Rodriguez Correa, fue Gustavo hijo de un célebre pintor, inspirado intérprete de las costumbres sevillanas. los cioco anos de edad quedó érfano de éste. y a los nueve y medio, de su inadre, encargándose de él a esa edad su madrina de bautistto: persona regil larmente acomodada, sin nijos ni parientes, por cuya razóa le hubiera dejado sus bienes, uo haber Gustavo renunciados a todo por venir víadrid a los diez y siete caños y medio, con el objeto de eonquistar gloria y fortuna. Queria su madrina naecer de él un honrado comerciante, pero aquel mino, que había aprendido dibujar cal misino tiempo que escribir, cuya desmedida afición la lectura le hacía enconstrar horizontes más anchos que el de la teceduria de libros, sólo encontraba aplau«sos para sus primeras poesias, lo cual le decidió vivir de su trabajo, armonizán«doio con la independencia de su caracter, y venir Madrid, como lo verificó el caño 1854, sin más elementos que los necesarios para el viaje. La madrina que lo crió era una tla, que por lo visto no volvió a acordarse del sobrino, porque este pasó muchas miserias, Fero dentro de la cabeza del poeta bullían las ideas, los delicados No se dispone de elementos en el país para obtetter má Bécquer. Agregaré. porque es interesante para comprenders mejor su espíritu, que era lo que llamamos un creyente (ju que a veces sostenia consigo las luchas angustiosas de la duc para encastillarse nuevamente en su fe. Es muy dificil, aun profundos, arrancar de cuajo e) seditnento religioso por ta maternal depositados en el pecho del hombre, quien es. naturaleza eminentemente religiosa, en el sentido ampli jamás haya hincado la rodilla ante nigún alter de la super Leia con placer fatimo Shakespeare y Byron, un rico: y no fué poco el inttujo de ambos en el pensamiento de te en su obra literaria.
Se dice que ardia en el santuario de su pecho, como amor platónico por una dama de ojos como el mar. que ins te tulado Rimas, precisamente del que copilos versos Pero la corta vida de Bécquer y sus pocos trabajos so de su amor entusiasta al ideal y la gloria, que, cuando es cristaliza en obras exocleutes.
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