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De mi Arcadia poética Desde la costa Esmeraldas Finge el cielo una cóncava pi mientras el viento en los pomar contra el peñasco el piélago reti y sus soberbias al silencio narra Ensaya el marinero en su canoa un aire de nativa cantinela.
el Sol se expande encima de la estela que liierve y fulge al avanzar la proa, El barco en el playón rompe ynar adentro sobre la ola arru la tierra en su quietud es una ti que el oro de los astros abigarra Debajo de los árboles un boa dijérase que atisba con cautela.
mientras la garza por el éter vuela copiándose en el ponto de Balboa.
Eu medio de las sombras y el ensánchanse las fauces del a bist como un chacal que bostezara de El Dios del Cuzco al derramar sus oros del piélago de añil, sobre la espalda.
de la selva a brillanta los tesoros. derramando sus sidéreos ra: sus alas de fulgor abren los astr como si fuésen luminoso enjanıb Bajo el fuego que al trópico rescalda, emigran, lacia el Norte, treinta loros fingiendo treiuta dardos de esmeralda.
El árbol solitario Después de la tarde Encima de la cumbre se levant desafiando la furia de los vientos acalla entre las fibras sus lamen y cuando el cierzo lo flagela, can La noche se reclina en la montaña y canta el manantial entre las quiebras: ya Androineda tejiendo con sus hebras la urdinbre de su blonda telaraña. si el rayo su cólera agiganta atronando el azur con sus acento evade, indiferente. los tormentos y envuelve su dolor en ira santa.
Se érnboza en las tinieblas la cabañia: los céfiros galopan como cebras, pasa 1, cautelosas. las culebras como almas de rencor, en la maraña. Arbol fuerte que vires en la cu del rayo desafiando la bra veza.
en mi londo ineditar te reverencic El are nocturnal rima sus trinos mientras pasa una fuga de sainos el bosque estremeciendo en la carrera.
Anhelo, conto tú. bañarme en lu coino tú responder a la bajeza.
y al odio y al rencor. con el silenc Se esparce en el ambiente olor de poma y en tanto por los árboles asoma la luna como añosa calarera.
Lis: traco 3344
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