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5708 PAGINAS IJ. CSTRADAS un viejecito de apellido Peraza, pequeno, enjuto de carnes y muy amable y bondadoso. que era habilisimo para la limpieza de pozos, y de tal suerte estaba acreditado en su profesión, que cuando el caso llegaba, aquello de har que llamar nor Perazacra frase obligada. como entonces la población de aquella progresista ciudad. se proveia exclusivamente del agua de sus pozos, que dicho sea de paso, es excelente, resultaba que for Peraza apenas podia atender tanta solicitud y asi iba tirando de la vida con relativa holgura, esta especie de buco, que si bien no bajaba al fondo del mar en busca de perlas y corales, descendía si las entrañas de la tierra para extraer lodo, piedras, cacharros. y muchas veces un zapato viejo, o algún animal doméstico en estado de disolución.
Fise dia, llegó fiar Peraza acompañado de un hijo suvo mocetón rollizo y de buenos puños, que generalınente le ayudaba en la faena, dando vueltas al manubrio del tambor donde estaba arrollada la cuerda; al cabo de un buen rato de trabajo, el pozo estaba casi seco, y nor Peraza se preparó bajar después de despojarse de los pantalones, y, de arrollarse los calzoncillos lo más que pudo, imitando el traje de un bañista. Sentése en el brocal, colocó los pies dentro del balde. y sosteniéndose de la cuerda.
empezó el descenso.
Ya abajo, gritaba cuando el balde estaba listo para que el hijo, arriba.
halkara la cuerda haciendo girar el tambor. Por el esfuerzo que hacia el muchacho, por la rigida perpendicular qite marcaba la cuerda. se adivinaba el mucho peso del balde que se balanceaba en la profundidad con movimientos de péndulo; después. sosteniendo el manubrio con la destra sacaba el balde del brocal con la siniestra. lo raciaba al lało.
Cada vez que el baldic subia. chocaba con el brocal. venia mi maria la frasecilla aquella de la escuela de Dameries, recordando al rieicos que quedaba alla en el fondo del pozo. miestas sobre su cabeza se balincenta. gran altura. balde aquél. dieno diu lodo y de picdras. El amese cortesano de Siracusa, de que nos habla la historia, resultaba un guncha comparado con for Peraza.
La tercera cuarta 12. el balde sabia como siempre. lleno liasta los beries. chocó, al llegar al brucal. con alguna fuerza.
Jintonces pasó una cosa de que no acerte darme cuenta, sino un rats slespues: fue como una suspensión de todas mis facultades lo que experimente cuando el hijo de tor Perava ai estender la m2:10 para tomar a balke lanzsi un grito despavorida que me heló la sangre, un grito de SupremXC) espanto, de compasión profimds. grito en que oi las silvantes
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