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3764 PAGINAS ILUSTRADAS La educación del niño ci Traducción hecha del francés por Alfaro Cooper para PÁGINAS ILUSTRADAS hi re vuest La misión más importante del hombre sobre la tierra es la educación del niño, la educación de una alma: pe o que pocos se dan cuenta de la responsabilidad que asumen descuidando este gran deber de educadores!
El amor de la familia es el primer sentimiento que lanza al hombre al espíritu de sacrificio; más tarde este sentimiento se extiende a la patria; más tarde todavía la humanidad entera, y por último se ensancha hasta el infinito y llega Dios.
Vosotros estais en el B de ese libro espléndido que el hombre no podria leer sin quedar fascinado: deletread siquiera las primeras palabras, y si ellas os causan alguna fatiga, os darán en cambio inelables alegrías.
Por su gracia y encanto, por su inocencia y la pureza que irradia de sus ojos, por las penas que os da por las grandes alegrías que os hace experimentar, el niño toma en sus manecitas y va no podéis escaparle.
Dios ha puesto en ese ser tan delicado un imán de los más poderosos que os atrae.
Su debilidad que os pide apoyo, se apodera de vuestra fuerza y se hace veces vuestro dueño. Es preciso que esto no sea así.
El niño desde su tierna edad debe siempre obedecer; pero no debéis obtener la obediencia sino por la dulzura, el razonamiento y la persuasión. El os escuchará siempre si sabéis hablarle. vos sois todo para él: sois su universo.
Amad al niño, amadle con todas vuestras fuerzas. Es acaso un espíritu de vuestro grupo que ha deseado vivamente volver vosotros, con el cual habéis vivido numerosas existencias, con el cual habéis amado y sufrido, que habéis ya protegido y ayudado y que os ha ayudado y protegido a su vez. En todo caso es un espíritu que viene a vosotros para cumplir su misión y que se os confia para que con vuestras lecciones y ejemplos consigáis hacerlo mejor.
Gran misión, misión elevada y dificil en la cual deberían reflexionar mucho los padres. Su porvenir y el de los seres que están su cuidado dependen de la manera como la cumplan.
Amad al niño, amadle con todas vuestras fuerzas; pero sobre todo dirigidle instruidle. No sexis avaros ni perezosos para darle todas las explicaciones que pida, y no olvidéis nunca, cuantas veces se presente la ocasión, propósito de todo y con cualquier motivo, cultivar esas pequeñas inteligencias tan deseosas de saber.
Es preciso escoger el momento oportuno, veces único, en que el espíritu experimenta la necesidad imperiosa de aprender algo que debe conservar y clasificar en su cerebro: entonces no dudéis más, dejad lo que estéis haciendo, por importante que sea, para al niño lo que solicita. Si el asunto es superior su edad, no puede comprenderlo, decidselo así, pero no le engañéis nunca.
Amad al niño, amadle con todas vuestras fuerzas; pero empeñaos en desenvolver en él la bondad, la caridad, la piedad para los débiles y el amor para todos. Esta instrucción debe ser de cada momento.
Vigilad de cerca para que ahoguéis en su germen los defectos o los vicios que traemos todos al venir esta tierra, y pensad siempre en la responsabilidad que tendriais si por vuestra pereza, vuestra debilidad o negligencia, esta joven alma que viene cumplir su tarea en medio de vosotros, errase camino y siguiese la via del mal.
En la dirección del niño, así como en la del hombre, la bondad no debe excluir la firmeza. Demasiada bondad favorece veces en las almas poco adelantadas el desen

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