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PAGINAS ILUSTRADAS 3819 24 Medallón بان Aquileo Echeverría Una esmeralda purísima y el prodigioso cincel de Cellini, necesitaria para esculpir la gallarda figura del Vicente Medina costarricense; pero heme de contentar con cuatro lineas sobre el poeta extinto que tanto timbre dió a las letras de este país.
Aquileo fué el mágico pintor de la vida montañesa de estos campos; en sus versos puso nuestro cantor toda la gama de colores de los prados y jardines patrios; cada romance suyo es una serpentina de las más brillantes ondas.
Su libro, Concherias, es un cinematógrafo que reproduce fielmente, ora el vendedor de leña, ora el curandero empirico, bien la maritornes llena de baratijas de colores y de cintas rojas. Ninguno de los cultivadores del verso en este país, pintó con mayor exactitud la vida rústica ni nuestras costumbres, y en su conversación familiar siempre florecía el chiste de buen tono y genial.
Allà, en plena campiña, aprendió el dulce murmurio del arroyo, la canción de la cigarra cálida y el grito del gañán. Alla vió el cimborio de humo que se levantaba del techo de las cabañas hasta confundirse con las nubes pasajeras con cenefas de oro; la pereza senil de los tardos bueyes, y el piafar del potro en que cabalgaba el novio de la moza fresca como los duraznos del Zarcero y rosada como las rosas de Cartago. Alla, al pie de la montaña, vió el retorno del labriego que portaba al hombro la triunfadora herramienta que sabia de los frutos sazonados y de las espigas rubias. Su retina recogió los crepúsculos, más brillantes que los del Cauca, que glorificaron las montañas de San Isidro y las auroras que no vió Rusiñol en sus ensueños, y torno a la ciudad y vació toda la riqueza de matices en los lienzos de sus romances.
PÁGINAS ILUSTRADAS también siente hondamente la muerte del poeta más genuino que tuvo Costa Rica, y manda al noble. viejo padre, el de la barba florida, y toda su familia apreciable, la nota más intensa de su pesadumbre LISIMACO CHAVARRIA.

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