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3830 PAGINAS ILUSTRADAS tado, que no estaba en relación con el espíritu, siempre potente, siempre cerniéndose en lo más alto de la fantasia, se rindió. Cavó otra vez en el lecho el pobre visionario y fué para no levantarse más. yacido aquel pobre cuerpo, aún tuvo el alma alientos para concebir ideas y rimar frases: en aquel lecho escribió su última poesía, quefironias de la suertel llegaba impresa en la revista católica La Hormiga de Oro la casa de salud, cuando su autor hallábase sobre el fúnebre túmulo.
Yo suplico, ruego al ilustre Prelado quien va dedicada la última poesia de Aquileo, me perdone la indiscresión de que sea Páginas ILUSTRADAS el primer periódico costarricense que la publique. las seis de la tarde del día siguiente, 10 de marzo, estábamos, por tercera vez aquel día, al lado de la cama de Aquileo, el Doctor y yo con dos Hermanas de las que le asistían, creyendo que eran ya pocos los instantes que le quedaban de vida. Pero éste tuvo aun ánimos para hablar, no sin fatiga, y para encargarme saludara mi esposa, entonces enferma, mis hijos.
Salimos con el Doctor después de dictar éste sus disposiciones para el médico de guardia, y al día siguiente, las ocho menos cuarto de la mañana, recibía yo el aviso de que me trasladase en seguida la casa de salud, porque Aquileo estaba espirando. Pocos minutos tarde; pero ya había muerto y entraba yo en el aposento cuando la Hermana de la Caridad le cerraba los ojos.
Quedaba el triste deber de rendirle los últimos tributos. Presidí aquel duelo, llevando a mi lado los señores don Napoleón Montealegre y don José Manuel Núñez.
Al día siguiente cumplí mi última misión, y al empaquetar libros y papeles, desprovisto de todo sentimiento de curiosidad, que entonces sería sacrilego, no pude impedir que, entre tarjetas y estampillas desparramadas en gavetas y balijas, se fijaran momentáneamente mis ojos en un papelito escrito con caracteres imperfectos que empezaban así: Papacito, venga pronto. Pobre Aquileo. CÉSAR NIETO Barcelona, 15 de marzo de 1909.
Hoy se ha verificado el entierro del cadáver del eminente literato y poeta costa rricense, don Aquileo Echeverria, representante del Museo y Bibliotecas de Cost: Rica que había venido a nuestra ciudad para rehacerse de la cruel dolencia que le ha conducido al sepulcro. Su cadáver ha sido conducido al cementerio del acompañándolo hasta su última morada distinguidas personas de la colonia costarricense que han querido rendir ese último tributo de homenaje a su poeta. Reciba la familia del finado nuestro pésame, que también hacemos presente al Cónsul de la República de Costa Rica. La Veu de Catalunya, 12 marzo 1909.

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