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3892 PÁGINAS ILUSTRADAS El Suturismo Para Páginas Ilustradas En otra ocasión, y propósito del Modernismo, expresé en las columnas del Nuevo Mercurio, que con tan buen éxito redactaba en Paris Gómez Carrillo, mi opinión acerca de las escuelas literarias, en cuya efectividad no creo, pues pienso que los escri.
tores no son ocas para formar algarabia monorritmica, ni números de un casillero telefonico sujetos un mecanismo de exactitud desesperante. Juzgo, sí, que cada uno de ellos tiene su individualidad intelectual bien definida, su amaneramiento de estilo; su alma, simple o compleja, distinta de las otras, por la que rige sus pensamientos, cuyo influjo brotan las ideas, se cristalizan en verbo luminoso y riegan por el haz de la tierra simiente generosa egoista, dulce amarga, pero siempre marcada con un sello característico que viene ser, como el blasón en la heráldica, el distintivo de cada caballero del Ideal. Por qué, pues, ufanarse en fundar escuelas literarias, como quien funda hospicios para inválidos o casas de correción para muchachos extraviados. Puede imaginarse que pase esa idea de una mera ficción en la hora actual. Qué amplios no tendrían que ser los moldes de una escuela para que dentro de ella cupieran las tendencias de quince veinte escritores o poetas de verdadero valer, o que estrechos resultarian la postre, si todos los que la proclamaran siguiesen una misma ruta, cual condenados del Dante, cargando la capucha de plomo de un manifiesto tendencioso, pero al fin estrecho pesar de su falta de reglas, manifiesto que recortaría las alas al espiritu y no dejaria alzar el vuelo libremente a la traviesa imaginación, la locuela adorable y caprichosa, que se resiste siempre a todo yugo?
Estas consideraciones que a mi se me antojan muy claras, no lo son para algunos. De aquí la causa de que un buen amigo mío, personalidad literaria de alto rango, haya lanzado desde las columnas de una gran revista de arte puro, la revista italiana Poesia, el manifiesto de una nueva escuela que bautiza con el nombre brillante de Futurismo. Francisco Marinetti, tal se llama mi amigo, no se conforma con ser uno de los primeros poetas de la Italia moderna, la Italia de Annunzzio, Ferrero, Panzza chio, Fogazzaro y Balin Abate, sino que aspira ahora reunir al rededor de un: bandera llamativa todos los rebeldes, todos los inflamables llenos de prevenció contra el Pasado, que ambicionan borrar con su huella toda la ruda labor que en cinco mil años ha realizado la Humanidad, para sin estorbos poder ser ellos los únicos en lo.
dominios del Pensamiento.
Este propósito es ingenuamente descabellado. Estamos fuertemente ligados al Pasado, del cual no podemos librarnos. El Progreso mismo es como un largo cordón a través del cual pasa la electricidad acumulada durante miles de años y que ha de convertirse en luz en el foco que está en el extremo que nos corresponde. Si se rompe ese cordón, la comunicación cesara; las fuerzas acumuladas se dispersarán locamente y sobrevendrá algo semejante al caos, un caos espantoso, más aún que el de los elemen tos físicos en la edad prehistórica.
El Pasado es la fuerza de gravedad que impide nos despeñemos en el abismo.
Suprimirlo, pues, no es posible. Cómo haríamos tal cosa? Seria preciso acabar con el recuerdo antes que todo, lo que es imponderable para las humanas fuerzas. en el caso improbable de que esto pudiera conseguirse, la vida perderia entonces su mayor encanto.
Yo me declaro, siendo nuevo y ansiando conquistar el Futuro, respetuoso y ad mirador con el pasado. Las cosas que fueron los hechos que se realizaron, tienen un encanto y una armonía inimitables. Recordar es vivir de nuevo en épocas anteriores: y amar las cosas viejas, establecer comunión con los humanos que nos precedieron en esta

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