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4054 PÁGINAS ILUSTRADAS mo que de las piedras del fogón sube los cielos o es llevado en linos peluches por la brisa; majar con nuestra planta muchos guiars del sendero, desenmarañar ca.
da paso las empolvadas ropas de espinas abrojos, llegar a la ciudad implorándola como una diosa con los brazos abiertos, y descubrir espantados que sui sourisa con que venimos soñando a través de las pe.
nosidades del camino, se ha convertido en mueca hurana, en gesto de orgullo, en implacable advertencia, que nos dice: já lucharl: ventrar en lucha. después de vernos combatidos por las inclemencias de los Hados de los Hombres, sentir que al fin el dios Triunfo nos circunda la frente con su corona de påmpanos; y que una noche en que es todo esplendor felicidad en que hay mil pupilas cintilantes parpadeando sobre nuestra cabeza, un público aplaude con frenesi el desfilar del poeta laurea do, ofreciendo su brazo a una señorita que pertenece por su abolengo la aristocracia social, y por sus raras dotes de virtud, de modestia y simpatia. ii esa otra aristocracia que sólo proclamamos del fondo del corazón, los que todavía creemos con buena fe y sincericad en el triunfo del bien sobre la haz de la Tierra. No es una apoteosisi Damas de honor de la gentil magestad lo fueron las muy apreciables señoritas gala de nuestra Elite, Amelia Quirós, Virginia Pacheco, Benigna Uribe, Esperanza Castro, Julia Gutiérrez, Clemencia Lara Adriana Echeverría. Sus trajes suntuosos concordaron perfectamente con la solemnidad del acto. Una vez en su trono la Reina y en sus sitiales las Damas de Honor, el poeta laureado recitó una delicadisima composición en honor a la Reina de los Juegos Florales, que le valió muchos aplausos. Esa composición circulo en hoja volante momentos después de ella de buena gana dariamos su fieltrasunto, no ser la premura con que tenemos que escribir estas líneas; más de que ya los lectores de PÁGINAS fueron obsequiados con ella en el número anterior.
tuta del joven e inteligente maestro don Julio Fonseca. No hay para qué decir que supo con buen tino rodearse de la mis famante juventud musical, y que su esfuerzo lo llevó traer aun personas de Cartago, todo lo que le hizo salir airoso y recibir el aplauso unánime del buen criterio que caracteriza a nuestro público.
De los números, el que mejor nos impresionó fue el de la zarzuela española La Feria, y de ésta la delicadísima serenata La Reja, en la que aquella joven batuta desplegó sus más amplios recursos hasta obtener un verdadero suceso. De la Danza delle Ore bastenos decir que fué aplaudi da hasta el delirio y que fué necesario repetirla para aplacar el frenesi. antes de que se nos escape este detalle, hemos de consignarlo con prontitud. Le hacemos mención especial al niñito José Castro Carazo, quien formaba parte de la Orquesta, cual si fuera un músico de consumados conocimientos, siendo así que sólo cuenta catorce años, y de ellos tres o cuatro lo sumo, consagrados al estudio del primer violin. He ahi deciamos para nuestro coleto, viendo el aplomo con que el precoz violinista manejaba el arco. he ahi unas dotes excepcionales que debieran saberse aprovechar enviando ese niño un conservatorio de Europa, en lugar de invertir cuantiosas sumas en becas inútiles otorgadas personas que no van sino perder lastimosamente el tiemto y el dinero dedicandose estudios para los que no nacieron ni habrán de servir jamás.
Cuando apareció en el estrado del comité organizador de los Juegos, la figura gallarda y apuesta del Mantenedor de dichos Juegos don Ernesto Martin, el silencio se hizo en todos los ámbitos del teatro.
Martin, con palabras llenas de entusiasmo, con voz entonada y segura, desmadejó de sus labios una exquisita incomparable filigrama en forma de discurso. En el trató con sutilidad encantadora los puntos culminantes que caracterizaban el grandioso festival. Muy justas, muy merecidas nos parecieron sus frases para el Director de PAGINAS ILUSTRADAS; hermosamente sinceros sus conceptos sobre Lisimaco Chavarria, delicadísimas sus loas para la Reina de la Fiesta. En fin, ya tendremos La Gran Marcha por la Orquesta resul to admirable, asi como merecedores de nuestro más caluroso encomio. todos los números puestos bajo la muy acertada ba

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