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4070 PÁGINAS ILUSTRADAS Amor Triste la autora de mis dias Serian las seis de la tarde, una tarde de esos dias de Primavera, en que Natura se muestra alegre y obsequiosa con cuantos forjan esos sueños felices que nunca se realizan, cuando Luisa advirtió que una fuerte polvareda se levantaba en el camino que venía de la aldea cercana. Por momentos quedó contemplando aquella nube de polvo manera de montaña movediza, que le impedia ver lo que la causaba. Al principio creyó que el viento se complacia en jugar con aquel polvo, pero poco poco fué desvaneciéndose esta idea, y distinguió al cabo de algunos minutos, tres puntos negros que venían devorando el camino con una rapidez asombrosa. Por tin pudo percibir tres hombres caballo: dos de ellos oficiales del ejército, y el otro, un enviado del capitán del batallón que debía partir dos días después para la frontera, quien traía el encargo de entregar Luisa una carta.
Como en aquel entonces el grito de guerra era general en el pais, no era extraño ver transitada aquella vi por oficiales del ejército.
Cerca de la casa de Luisa el camino se dividia en dos: uno que conducia un viejo castillo casi en ruinas, el cual servia de fortaleza. la ciudad, pasaba por el frente de la casa iba a dar una aldea vecina.
Llegados los tres hombres al punto en que se dividia el camino, los dos militares tomaron el que los conduciria a la fortaleza, y el enviado se dirigió la casa de Luisa para cumplir su comisión. En aquellos momentos, la joven se encontraba sentada en uno de los banquillos del jardin, la sombra de un corpulento higue: rón, ocupada en bordar dos hermosos pensamientos.
Luisa quedó sorprendida por algunos instantes, contemplando a aquel hombre, lleno de sudcr y de polvo, que de improviso se presentaba su vista, entregándole una carta.
Al fin la joven volvió de su asombro y pudo preguntar al recién llegado si aquella carta era para ella, pues el sobre no tenia inscripción alguna: El capitán del ejército que partirá dentro de dos días, Roberto Aurnell, me envía con esta carta para Luisa Nelva.
Yo soy. Puedes retirarte.
Francisco, que asi se llamaba el recién llegado, le manifestó que el capitán esperaba contestación.
Luisa rompió el sobre, y pudo ver con asombro que Roberto, en términos corteel otro, que. Qué bubo. Picaronaso. Hace tres horas que te mande a dejar la carta al buzón y todavia estas aqui. Claro! Pues estoy esperando la contestación.

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