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4072 PÁGINAS ILUSTRADAS grabando con temblorosa mano sobre todo esto habia ocurrido; dos horas, pues, aquel blanco papel.
eran las que le faltaban para verse al lado La contestación decía: de Laisa, de su adorada Luisa a quien tanto amaba y con quien habia pasado ratos Querido Roberto tan alegres, impregnados de ese amor Para probarte una vez más mi sincero sincero que nunca se desvanece, y que amor, no he titubeado un momento en por el contrario, aumenta siemprel.
contestar favorablemente tu cartita. La El joven recostose en un cómodo sofá entrevista será la hora que me dices, y y encendió un puro hermoso. Contaba en la puertecita que da entrada al jardin. los minutos que faltaban, los cuales se le Ven, y allí encontraris a tu hacían años, tal era el deseo vehemente Luisa que tenia de verla, después de dos meses Sin esperar más, dobló el pliego y lo de estar separados.
metió en un sobre en blanco. Salio presuRoberto contemplaba aquellas espirales rosa de su estancia entregarlo a Francisde humo que salian del puro, y soñaba, co, para que lo depositara en manos de soñaba con un porvenir risueño.
Roberto.
Las nueve, dadas con marcado tono por Francisco, después de reverente saludo, el reloj de pared, vinieron sastraerlo de montó a caballo y salió escape, tomanaquel éxtasis de felicidad en que estaba.
do el mismo camino por el cual había y sin esperar mais tiempo, dió orden de venido que ensillaran su caballo.
Luisa volvió ocupar el banquillo que Un hermoso caballo negro, bien aperaantes había dejado, y se entregó a esas do, apareció pocos minutos después la deliciosas reflexiones que proporciona el puerta de su cuarto. Al fin, iba a ver Luisa!
amor.
Después de una jornada de una hora, Nunca le pareció tan largo el camino Francisco llegó a donde estaba Roberto, como aquella noche; no pensaba más que quien lo esperaba ansiosamente.
en llegar, y esta idea lo atormentaba ha Recibió la carta, y después de contemciéndole interminable el camino.
plarla un momento, se decidió romper Por fin llegó la casa de Lutisa en los aquel incógnito sobre, desdobló el pliego precisos momentos en que el reloj de una y principio leerlo.
una iglesia vecina daba las diez de la no Leyó una, dos y más veces aquella carta che. No tuvo más tiempo que el de atar crevendo que su vista lo engañaba, pero la brida del caballo al tronco de un árbol, se convenció al fin de lo real, y como encaminarse hacia la puertecita del jarquien despierta de un sueño, desaparecie din.
ron sus temores. Su estado, que poco an. Unos quince pasos antes de llegar, se tes era nervioso, cambió, y ahora se detuvo para restregarse los ojos, por temor encontraba con ánimo capaz de acometer de que éstos lo engañaran, pues habia vis.
cualquier empresa, por más difícil que to un bulto blanco que parecia estar fuera.
recostado la puertecita; mas pronto se Después de besar repetidas veces la desvaneció esta idea ante la realidad: tera, carta, la guardó en la guerrera y se enca efectivamente, Luisa, la que, cumpliendo mino a su cuarto.
con su palabra, estaba allt Serían las ocho de la noche cuando Roberto avanzó, y después de saludarla,

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