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4134 PAGINAS ILUSTRADAS forma el concurso musical de filarmonias de cantones menores, en que harán de jurado calificador el señor Director General de Bandas y los Directores de Provincias. Ese número tiene entre muchas ventajas, dos salientes. Será un espectáculo para el pueblo, porque supongo que el concurso habrá de verificarse en una plaza pública. El pueblo tiene igual derecho para gozar, para estar feliz en esos cuatro minutos o cuatro días de general regocijo y nuestro pueblo no habrá de faltar ese delicioso numero, llevando consigo su buen gusto y su entusiasmo por la música, que le son peculiares. La otra ventaja es el estímulo al esfuerzo de nuestros rurales, oscuros artistas que inútilmente gastan sus fuerzas con méritos quizá supe riores, en conciertos hasta los que no llega el oído de las personas capaces de juzgarles infundirles entusiasmo. estas horas las filarmonias todas deben estar ensayando con ahinco las piezas que hayan de tocar en el certamen. Esa seria por si sola una ventaja obtenida.
Me he referido a la Cuarta Conferencia Sanitaria Internacional que habrá de reunirse en San José en diciembre próximo. No puedo decir cuántas repúblicas figurarán en esa conferencia; pero si afirmo que Costa Rica tiene motivo de sobra para sentirse llena de orgullo por el honor que se la ha dispensado. Es ya nuestra querida Patria el asiento de la primera Corte de Justicia Internacional; probablemente aquí habrán de sentarse las bases de una institución enorme: La Escuela Normal Centroamericana; á sus aulas asistirá la juventud intelectual de este gran istmo; en diciembre próximo, como acabo de anunciarlo, los galenos más distinguidos de la América Latina concurrirán este pedazo del Globo en que Dios parece haber derramado sus palmas, alfombrando su suelo como un símbolo de paz, fin de que por él discurriese la caravana de las grandes ideas y de las trascendentales conquistas de la ciencia. La biblica paloma que llevó a Noé el ramo de olivo aquí fue donde encontró ese ramo. Sean bien venidos los mensajeros de la salud pública, tan decaída entre nosotros. Ojalá sus acuerdos, sus medidas que hayan de to.
mar, logren una depuración de nuestro ambiente de tal modo inficcionado por los gérmenes perniciosos de las pestes. Ya preocupa el número de defunciones que se asientan en nuestra oficina de Estadisti ca. De hacer un certamen internacional para averiguar en qué nación es mayor la mortalidad, tengo para mí que batiriamos el record. Muchas fiestas, muchos honores para tan simpáticos delegados; pero eso sí, que no vayamos quitarles el tiempo que necesitan de sobra para sus deliberaciones.
Ya nuestro Gobierno ha elegido los representantes de Costa Rica. ellos deberá agregarse aún el Doctor Ulloa, quien se gún tengo entendido es el Secretario electo. Buena representación tendremos; meritísimos hombres llevarán nuestra voz en el seno de esa magestuosa asamblea.
Una noche del mes pasado encontréme en la calle al Doctor don Belisario Po rras, mi grande y excelente amigo, y me detuvo diciéndome con frases de cariño: Lo espero en mi casa el tres de noviembre en la noche: tomaremos una copa de champagne. No olvidé la fecha. No podia olvidarla tratándose del aniversario de Panamá, nuestra República hermana, limitrofe por el sur, pequeña como Costa Rica por la extensión de su territorio, grande como esta Patria por su sistema gubernativo, en que no es una idealidad el princi pio hecho ilusorio en tantos países, de alternabilidad en el poder, base de la República, piedra de toque de la soberanía nacional, en lo que a los derechos del pueblo se refiere.
Concurri con sumo placer. la invitación amable del Doctor Porras, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Panamá en Costa Rica, que aparece en nuestras afecciones, no sólo como el digno representante de aquel hermano país, sino también como el caballero noble y distinguido, el intachable gentleman sin repliegues de convencionales formulismos; llano, decidor, culto, demócrata dentro de los límites de su alto rango; hombre que ha sabido captarse el aprecio incondicional de viejos y jóvenes, porque tiene en su espíritu, el florecimiento exquisito de una eterna juventud que se prodiga como una lluvia de oro a todas las almas. Al visitar

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