Guardar

4142 PÁGINAS ILUSTRADAS Canción la heredad Que descansada vida la del que huye el mundanal ruido!
Free Luis de Leon Lloraron las estrellas como niñas sus lágrimas de luz sobre la flor, en tanto que Favonio en las campiñas fué a decir a la noche su rumor.
La luna como aurifera patena rielaba en el espacio, con quietud, y un grillo sobre una hoja de verbena se dio ensayar un solo en su laúd.
Tranquila y buena descansada vida. Oh, aquesa soledad que al alma triste descansar convida en el grato frescor de la heredad. Alzaron los jazmines la fragancia, con que embriagose el lirico de Asís, en tanto el huerto revivió la estancia há lustros cincelada por Fray Luis.
Oh, dulces recordanzas desas cosas, oh, mi cortijo que aromó el rosal con todos los alientos de sus rosas. rosados pebeteros de cristal!
Feliz el grato amor de la cabaña que bañaron las albas de carmin, mientras iba charlando en la montaña el torrente fugaz con su clarin.
LISIMACO CHAVARRÍA La confesión Viajaba el emperador de China, visitando sus dominios, y había confiado su caballo favorito uno de los esclavos, con especiales órdenes de cuidarlo muy bien.
Al pasar un rio, el caballo se ahogó por verdadera negligencia del esclavo, y el monarca, enfurecido al enterarse del hecho, desnudó su espada y se lanzó sobre el infeliz culpable.
Su primer ministro, que lo acompañaba en su expedición, se dirigió a él, y con el mayor respeto le preguntó: Me permite, vuestra majestad, hacer presente a ese miserable esclavo, antes de que muera, toda la extensión de su falta. Hazlo, fue la única respuesta.
El ministro entonces ordenó al esclavo ponerse de rodillas; en esa actitud lo apostrofó con las siguientes palabras: Vas saber, miserable esclavo, los crimenes que has cometido.
En primer lugar, tuviste un injustificante descuido has dejado que se ahogara el caballo fa vorito del emperador. Es cierto, señor.
En segundo lugar, ha provocado cor; tu falta la cólera del emperador y lo hecho abandonar la calma la serenida soberana que deben ser principale atributos del Hijo del Cielo. Es cierto, señor. He cumplido mi encargo, dijo el ministro dirigiéndose al e. Hor. Está bien, contesto ultimo: confesado todas sus falta lo perdono.

    Notas

    Este documento no posee notas.