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4154 PÁGINAS ILUSTRADAS sus dos hermanitos menores. Cómo, desde que la alcanzamos a ver, la gente me.
nuda de la casa se desbandó, nos desbandamos, loma abajo, para ir a encontrar la esperada prina!
La rodeamos agasajadores, hablándole todos la vez. El sol habia arrebolado las frescas mejillas de la chica; gotas de sudor humedecían su frente y sus cabellos: sus ojos negros brillaban de modo extraordi.
nario; en sus labios habían palabras y sonrisas para todos; su respiración era jadeante, y su pecho, de leve turgencia, estaba cual las olas, subiendo y bajando.
Tal vez la igualdad de las edades, bien por semejanza de caracter, llegamos, en el tiempo que me refiero, ser insepara bles, a tenernos cariño especial la primita vo. Un dia le hice versos, imis primeros versos. Le gustaron mucho; otro dia le traje de la lonia una azucena blanca que espiaba yo desde que se manifestó el capullo. Qué azucena tan linda!
La tenía para ti. Dónde la tenías. En el monte. Esperaba que abriera para dartela.
En cambio, tuve la más dulce de sus sonrisas, In más cariñosa de sus miradas, Pero. iese instinto de voluptuosidad. 110 sé qué tentación había en sus labios incit:intes: yo habia soñado con un beso, un beso en esa boca primaveral. Una noche, jugando, le dije: se enojo; una man: na en el jardin. le dije: no quiso, me miró con asombro. Sólo después, supe que el beso es una prenda que se roba. Una tarde fuimos los dos ver por la centésima vez, un nido de pericos.
Un nido. Siempre sugestivo! Habiamos solas pensado en esa cuna de amor: De que no es capaz la imaginación. Nos quedamos callados, asidos de las manos, De pronto me dijo. Cierra los ojos.
Hicelo, sin saber por qué. Senti sus manos posarse en mis hombros; senti sobre mis labios otros labios. jel beso! Abri los ojos. Ella huía hacia la casa, como una paloma asustada. CELESTINO BARRETO ALVAREZ Panam. 1909 ALREDEDORES DE SAN JOSÉ, COSTA RICA OOOO Casa de don Cipriano Herrero, Barrio de Amon

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