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4876 PÁGINAS ILUSTRADAS Escenas Evangélicas LAZARO Para Páginas Ilustradas En Betania, diminuta aldea muy inme.
diata Jerusalén, un hogar viste de luto.
Al ocaso de una espléndida tarde oriental, ha descendido también al ocaso de la vida, szaro, hermano dilectisimo de Maria y Marta. Aquel nido de tiernos amores es.
tá azotado por el ábrego, frio como la mis1 muerte. Los amigos de la casa después de haber perfumado de mirra y aloe el cuerpo del joven Lázaro, marcharon en funebre procesión a la granja en donde la cảmara sepulcral se entreabria para depo.
sitar los despojos mortales. Las planideras desgarraban los aires con sus llantos y gritos y las flautas con sus agudos sones, modulaban fúnebres melopeas. El gran Doctor judio Gamaliel, con gravedad y sencillez profundas, con el alma en los labios pronunció el adiós afectuosísimo al que en vida había sido su amigo predilecto Ha cuatro dias de sueño profundo; una losii cubre su cuerpo envuelto con un sudario, atado con cintillas, y pronto la materia comienza sus periodos de corrupción.
Todo concluyó para aquellas infortunadas hermanas, el sér de su predilección las habia dejado solas agobiadas por el dolor.
Jesús de Nazaret, extraordinario taumaturgo, que recorría incansablemente evangelizando las turbas por las pintorescas campiñas de Judea y curando toda clase de enfermedades, no se había presentado en los días críticos del paciente.
Amigos del Maestro, Maria y Marta le participan la pena intensa que sufren y le envían un mensaje. Señor, mira, el que amas est:i enfermo, Jesús está un tanto lejos y sin embargo no aligera sus pasos.
Mucho ama aquella familia doliente y sabe muy bien la fuerza del dolor que gravita sobre ella. Jesús parece no escuchar clamor de las hermanas del difunto y sigue sus cotidianas labores. El sabe que Lázaro morirá para que así el Hijo del Hombre sea glorificado.
II Jesús est: ausente, y Lázaro muere.
La hora ha llegado, deja las riberas del Jordán y se dirige Betania. Sus discipulos le han oído decir: Vamos, nuestro amigo Lázaro duerme y voy a despertarlo de su sueño, no del sueño natural sino del eterno sueño de la muerte.
Maria y Marta están inconsolables, han perdido toda esperanza, el sol de su vida está eclipsado y el dia es para ellas como la noche, tinieblas perpetuas. El pensamiento de que si Jesús llegase antes de la muerte de su caro hermano, él sería sano al instante, pasó cual ráfaga fugaz, burlando sus ansias amorosas. Habían visto il Jesús efectuar acciones insólitas, curaciones estupendas, pero su hermano, jall.
hace cuatro dias está en el lecho sepulcral, la ciencia médica no lo pudo arrebatar de las garras mortíferas. Jesús está en camino y ya próximo Betania.
Marta, reclinada la frente sobre sus tremulas manes, está sumida, abscrta en tris.
tes cavilaciones, el recuerdo de su hermano es su perenne ocupación mental. De repente oye que le dicen: Marta, el amigo de la casa acaba de llegar. Se levanta presurosa y sale recibirle: Señor, prorrumpe en medio de copiosas lágrimas, si la bieses estado aquí, mi liermano no hubiera muerto. El Maestro, bueno y cumpasivo sin medida, la dice. Tu hermano resucitar: Marta está como desconcertada, ha perdido casi la esperanza y así en tono desdeñoso le contesta: Bien sé que re.
sucitará en la resurrección de los muertos que seri el último díl. Entonces

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