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54 JUEGOS FLORALES Palabras de la Momia Ove, viaje desfile perenn Todos los y sabio, miste te al pensamie Limpia agua, tú eres buena y tu bondad me acojo, me acerco tus orillas para pedirte calma; en la presencia tuya de penas me despojo y si mi labio ardiente con tus frescuras mojo, penetran las frescuras refrescarme el alma.
El agua dijo entonces: Las ondas me desgarro al escuchar, viajero, la pena que te abruma.
Yo tengo una tristeza: mi detención, el barro; para gemir dispongo los líquidos del Darro, para cantar, el Duero, para reir, mi espuma.
El sol dora las liras que entonan mis cántares, de seres no nacidos en mí palpita el germen, agrando en mis espejos los bosques seculares, arrullan lo infinito las olas de mis mares, Sodonas Gomorras en mis entrañas duermen.
Hermana de la tierra, há tiempo que la ciño, con ella voy en viaje al rededor del astro; encima de sus hombros soy clámide de armiño; veces sus estepas fecundo con cariño y en el azul despliego banderas de alabastro.
Como una mano abierta se extiende a mí el Sahara, me piden sus şimunes la ofrenda de mi lluvia; yo nunca di mis besos al árido Karnara y nunca di las perlas de mi llovizna clara al viejo desamparo del arenal de Nubia.
Viajero, dijo el agua, mi cuerpo cristalino habrá de acariciarte con amoroso abrazo; arrójate mi seno y así tu obscuro sino tendrá en mis hondonadas un lecho coralino y dormirás cien lustres tendido en mi regazo.
El triste caminante oyó la voz extraña, oyó la voz amiga de aquel ofrecimiento, nacido en lo más hondo de la movible entraña del agua fugitiva que hundióse en la montaña, riendo con su espuma, cantando con el viento. MATER NATURA. Un idolo piedra, de na madi elocuen ría sentenc hubiera hablac proiecia: sabrás tos estuvieren vuestros altar us de los 120 res en donde a Idolos, extender desolada.
Llegué a la tumba ornada que mece el viento vago, y levanté la carcomida piedra en donde el tiempo cinceló su como dormida y ensanchada on hallé la momia secular y seca, con signos de vejez en cada ar sobre su faz una espantosa mu así la interrogué mientras caía el palo del Sol en el ocaso. era el momento postrimer dy el éter limpio semejaba raso:

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