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PAGINAS ILUSTRADAS 67 del Orbe, del Gran Todo, es la pupila que gira en las astrales eminencias y lo grande y lo mísero vigila.
Contempla ese gusano, entre las hojas busca luz y calor. El sol no niega la ofrenda de su amor al ser abyecto, ni al alma que torturan las congojas; madura la simiente, va la siega y mantiene la vida del insecto; él baja hasta las cárceles obscuras, alégranse con él los presidiarios y pone su arrebol en las vidrieras; por las tardes incendia las alturas: desde el cenit se asoma los osarios y parece animar las calaverasCalió por un instante.
Un riachuelillo, hilando espumas en su blanca rueca, apareció festivo por la ruta de aquellos dos felices.
Blondo brillo de sol tenía la hojarasca seca, la fronda verde y la silvestre fruta. bajaban, bajaban el sendero llenando de buen aire los pulmones; era mediados de pasado enero al cubrirse de flor los marañones.
Yo los vi, desceñido el viejo traje, los hombros anchos, las mejillas sanas, los pies desnudos y venoso el brazo; eran el alma viva del paisaje, la nota alegre y buena, las lozanas vidas del campo fresco.
En el ribazo había paz, aromas de verbena

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