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PAGINAS ILUSTRADAS 75 la en la que el marido ce con su mujer y la Lel marido tiene isera siempre feliciyo de M, libro Los contornos de árboles y edificios del tren se acercó presuroso uno de se esfumaban en la niebla de aquella ios balconcillos, sobre el cual acababa melancólica tarde de Octubre. Los de aparecer un joven alto, delgado, coches parados en frente del andén de fisonomía franca y agradable, la.
parecían restos informes de embarca bius sensuales y ojos llenos de fuego.
ciones sumergidas en un mar de almi Vestía un largo gabán gris y llevaba dón. Bajo la anumada galería de la en la mano un saco de viaje.
Estación del Atlántico conversaban Cruzados los abrazos y preguntas de varias personas, volviendo de cuando rigor, se dirigieron todos los coches en cuando la cabeza hacia el Este, alquilados de antemano. El viajero cuai si quisiesen traspasar con sus im ocupó uno con el joven de bigotillo pacientes miradas la vaporosa cortina negro, y en todo el camino no se inte.
que interceptaba la vía.
rrumpió un instante su intima y ani Las cinco y cuarto, y todavía no mada charla.
se oye el tren dijo un joven moreno Has visto mi Luisito?
y simpático, retorciéndose el bigotillo. He ido tres cuatro veces tu negro con esa vivacidad peculiar de casa, y tanto él como Adela están perlos hombres de negocios.
fectamente. tú has gozado mucho?
Habrá ocurrido otro derrumba. Bastante, contestó el viajero susmiento en Lomas?
pirando; pero te confieso con sinceri No, respondió un caballero de dad. Ernesto, que me he arrepentido patillas grises, pulcramente vestido: de haber ido Europa. Antes vivía acaba de decirme el telegrafista que yo tranquilo en este rincón, que era el tren salió ya de Cartago. No debe para mí el más bello de la tierra; pero de tardar.
después de haber pasado seis meses como si estas palabras hubieran en un mundo tan superior en cultura sido una evocación, resonó ya cerca y de una vida intelectual tan intensa, 110 el prolongado silbido de la loco comprendo que ya no podré resignarmotora, y un minuto después la pan me vegetar aquí como en otro zuda y negra máquina hacía trepidar tiempo.
el suelo, atronando la galería con sus La canción de todos los que van resoplidos y con el rechinar de sus po por allá abajo: se meten en trapicheos tertes miembros de acero. El tren se amorosos con alguna francesita pizpedetuvo. Un torrente de viajeros sepre reta, y vienen luego renegar de la cipitó de los vagones: excursionistas tierra natal. Tú has tenido algún lío, con morrales y escopetas; negros y Federico, no me lo niegues.
negras con cestas llenas de piñas ba El aludido iba a contestar, pero en nados: jornaleros facos y amarillentos, aquel instante el carruaje se detuvo que volvían sus casas, carcomidos la puerta de una casa de bonita apapor las fiebres de Matina; turistas re riencia. En el umbral estaba una cién llegados, en cuyas valijas habían joven morena, de ojos negros y raspegado sus marbetes azules, blancos gados, cuyo pocho palpitaba de emoo rosados todas las compañías de va. ción bajo la suelta bata blanca que pores y de ferrocarriles: marineros que dejaba adivinar un cuerpo bien mo.
venían a la capital olvidar siquiera delado.
por un día el penoso servicio de Tenía en los brazos un chiquitin bordo.
rubio y regordete que tendía los suEl grupo que aguardaba la llegada yos al recién llegado.
de mayo de 1865 edro Gagini y Dora Ha desemapeado los or en el Instituto X4lares estando tenía 27 el Instituto Univer.
setela Central de alaaspector de Esenelas fecha lasta tag3 proLiceo de Costa Rica. Instituto de Alaor del Liceo de Costa Sosea el Colegio Su4 297 Director del Ica de El Salvador. tracción Pública en Heredia, poesto que son de Escritores EsGeogrática y de la de dactor de Costa Rica de fundera y dei docudor Cosas: tiene en preparaCurso de Biologia y que escribe para pin to varias piezas que en exito.

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