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PAGINAS ILUSTRADAS 73 hacer? Los netemora. No afligirse tanto inas pasan tan la! La separa vo para el amor, sle placer el del para Adela el día fatal: clla, no pudo articu tratar de consocomo un piño.
en aquella meIctubre, sólo ella zo.
ia natural de las del corazón, agudevoción que la su marido, que Federico no La encontraría había codeado belias y elegany era preciso que uno de los socios dirigiera en París el litigio, pues no era cosa de perder así no más cien mil francos. Tampoco esta vez podía Ernesto encargarse de la comisión, pues su padre estaba gravemente enfermo, La noticia fué una cruel puñalada De manera que toda su paciente labor de reconquista iba resultar estéril? Volver Federico París cuando aún no se habían borrado de su memoria aquellos malditos recuerdos ni de su frente aquella nubecilla que desesperaba a su afectuosa compañera: Un ominoso presenti.
miento la decía que esta vez iban robárselo para siempre aquellas abo.
ITecidas mujerzuelas. Pero ¿cómo impedir el fatal viaje?
Quedaba un recurso: ir ella y llevar también Luisito No, jamás se atrevería proponérselo su esposo: no eran ricos, y un viaje de algunos meses cuesta mucho dinero. Además, la estación no era la más propicia para ir a Europa, y la crudeza del invierno sería talvez mortal para el niño. la pobre desde entonces vertió amargo llanto, y sólo tuvo un momento de consuelo cuando vio que su ma rido partía conmovido y lloroso. Benditas lágrimas, que fueron para ella un rayo de esperanza. Sus temores eran, pues, absurdos. El la amaba todavía todo trance distraído esposo, de su mujercita santuario que la ellas parisienses orete.
adelante de los del corte irre. de los secretos In estudiada cota habilidad fué do las cosas que Hado, los platos glo de los mues de la vida pariloreaban de plaHo él consagraba gancia de su tracon que disponía lo castaño, hermosos ojazos pardos agrandados por rizadas pestañas, cuerpo airoso y andar de reina; l, bien formado, de rostro varonil, correctamente trajeado, pero con ese algo indefinible que en París delata la le.
gua al forastero.
Así que se hubieron despojado de sus abrigos de pieles, se sentaron en un divan y pidieron una copa de menta. Hoy te encuentro triste, chiqui150, dijo ella. estás ya fastidiado de tu gatita?
El joven la opriinió cariñosamente la mano y respondió. Esta tarde encontré en el hotel una carta en la cual me anuncian que mi hijo está enfermo. Por un resto de pudor, Federico se había hecho pasar por viudo cuando en su primer viaje se enamoró de Marta. Seis semanas hacía que estaba en París, y era esta la segunda mala no.
ticia que le llegaba de Costa Rica. La primera fué el telegrama en que le anunciaban la muerte del padre de Ernesto. No te aflijas por eso, le replico Marta. los niños enferman menudo, pero rara vez de cuidado.
La novedad del espectáculo y la animación del público po tardaron en slisipar la melancolía de ederico; y cuando se separó de su amada, después de cenar con ella en el cats TEKMINCS, su rostro había recobrado su habitual jovialidad. Los pensamientos siniestros volvieron asaltarle en la soledad de su habitación, Alli sobre la mesa estaba la fatal carta. Luisito está muy enferino: hace tres dias que no me separo ni un momento de su camita; hoy no ha hecho mas que repetir: quiclo ocl papa y yo no he hecho más que llorar al oirlo.
Por Dios, Federico, vuelve pronto, Nevaba. Los carruajes que desembocaban sin ruido en la calle de Richer se detenían en el círculo luminoso que proyectaban los faroles de Folies BERGERES, para vaciar bajo la marquesina de teatro su cargamento de mujeres alegres.
De un cupé descendió una pareja que atrajo las miradas de todos los curiosos. Ella era alta, blanca, de pe ciembre anuncio nuevo inespe a entablar dempañía francesa

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