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PIGINA5 It 92 JUEGOS FLORALES pa ca llan. Todo era vida en el pueblo: esa vida fresca y sana. que pulmón lleno se aspira en el perfume de las montafias.
Como siempre al anochecer el billar ile or Romualdo estaba de bote en bote.
Cuatro campesinos chistosos y sourientes jugaban imperial. Siguen di cinc di a diez di.
jo el billarero en alta voz, un concho.
te mofletudo y de patillas lo Morazán. Es mejor ila di diez, Marsimino habló uno de los jugadores: di cinco no se gana ni pa las chingas. Güeno, va di diez gritaron en coro los cuatro. el billareru colocó las bolas y dispúsose apurtar.
Hizo la salida el renco Arguedas y no botó ai un solo palo.
Qué mona cacho éguelto di jo con el taco en alto.
Tocó el turno Casimiro.
Qué rabo más jediondo llevo.
no deja naitiq este renco. dió el tacazó tan fiero y desesperado, que una bola por dos veces recorrió las bandas del billar, botando el palo del centro los otros dos de los extremos. Veinte. cantó el billarero parando los palos caídos. Qué panza conjisgao. Onde no tiraba nada, miren lo hizu éste zorra dijo con asombro uno de los de la barra Al saber lo llaman panza cortestole Casimiro, en broma. Si yo tiré peladilla y de torcíu no me salió Cerrá el hocico, que si vos sos vainero, yo juego poniendo muy güenos efcitos. salió de su asiento el que se guía: un campesino de sobrenombre Macana, por lo alto y lo delgado. Tenés una jilustría pa taquiar, Macana, qui hasta einainorás. La vaina jué que sol un palo hiciste dijo otro de la barra, más palidejo que los pobres que llegan de la Línea con sus fardos de fríos y calenturas. Venda su plata, amigo. se adelantó a decir el renco. Yo ve que si gu el tuerto Mansimiro, es un lechero desos que ni con candela se ja l otra muchachos. brincó sonriente el tuerto. Arrempujeme el tizate, haceles esta carrer arriada. una vez que dejó la birola más blanca que un jazmín, boleó con tanta furia, que no le sirvió el arrión y sólo un palillo votó. La chanchala jué que me le vendi al panzón de Casimir. Est y más torríu qui un cacho dijo mponién dose el sombrero. Agora sí, señores: éstu está como dali un zuncho. Va el vola! suavemente deslizó su bola, la que al golpear la contraria derribó el palillo. Mesa. cantó sonriente ti billarero, al mismo tiempo que recogió los dieces de los perdidosos y sacó las cuentas en un santiamén Coja, Casiiniro, esos dos riales en est iba la chinga. así siguieron por más de una ho ra. con sos bromas y sus risas.
con sus chistes y algazaras.
en nuevo. dijeron una voz los que jugaban CO Muncho nuevo, muchachos; con de testó sentándose con ellos. Qué jue!. qui ha pasao?. pre Jc guntó con su boca y su mirada el más pl jovenciilo de todos Pos oigan: comenzó pausadamente, al mismo tiempo que tiró la cue no cha que mascaba, en un rincón del qu cuartuchillo Ustedes y han sabíu que Lico, el de Xa Chica, es el preferío los de Guaria; pero don Alturo, el únic ΑΙ hijo del duiño de la jinca que mali ha le de días y ahi lu hemos tenio cuasi to das las semanas giielt una mona con eila.
oti. Pero Guaria lo desprecea. dijo el más bajillo de los jugadores.
no Así pasú al prencipio siguió contando Eustaquio. Pero quién sabe he qué vieja arcagüetona si ha metio en de est enredo, porq entuavía no hacen munchos días que los vide babiando lo en el artosano de Ermita.
VO quién será esa pécora interro.
gó Pascual Miranda: esa vieja tan chollada es capaz di hacer esas aiciones, teniendo entendío que cuando los levudos vienen a los campos, jurpat gan pa tuiticos laos para ver si se pa.
rao sean en cualisquier muchacha: turi. mí naide me quita contestole Eustaquio que de la que se vale don ger Alturo es esa vieja negrilla que vino ron dend Escasú, y es que icen qui hace reti bebedizos y cigarros einamoradores. Per Ustaquio volvió decir co, Pascual. Tomá mi mano que sé de muc positivo que Guaria. ya no tiene naj. prar tica con don Alturo. Vos sabés el trab tata ella se pus un poquillo arisco noj con las vesitas tan seguidas sel hijo tona su patrón, y lo premeritico hizo jué abríselas onde el Cura y se lo conto agor tuitico. Yel Cura, qué le iría. dará ca esa rato no es Vamos entreteneios un con el dominó dijo otro de los de la barra, tirando de los lagartillos, dos de sus compañeros.
Güeno, vamos anuentes contestaron. se escurrieron los tres por un zaguancillo estrecho, que daba un cuarto más sucio que la mism tierra.
Allí se sentaron al rededor de una mesa circular, y ya uno de ellos barajaba el dominó, cuando se introdujo un concho de pelo crespo y ensortijado. Hol Ustaquio, qué contás de eso be.

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