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PAGINAS 11. USTRADAS 21 pierto. Para entregare impongo mis condiciones. Pecuniarias. Quién le habla usted de dinero Mis condiciones son las siguientes: salve a mi hijo, y cuando ya esté el sano y bueno, cuando ya no haya congojas en mi pecho ni llanto en mis ojos, dentro de un mes, entonces.
Serás mia. Mi gratitud har lo que creí que no podia, no debía hacer Te juro que lo salvo. No receto porque ahora tengo que ir la farmacia.
De alli te mandarin una medicina, de la que le dardis una cucharadita cada hora, hasta las 12 de la noche; después, sólo una cucharadita cada dos horas. Alamanecerle das nedia tacia de leche, mezclada con agua tibia. operación que repites durante el dia, cada dos horas, alternando con la medicina. Has comprendido bien?
Quieres que te lo aponte. Oh! 110, doctor. una madre estas cosas no se le dicen más que una vez, y las comprende bien, Después de nuevas protestas de amor y ripidos bosquejos de futura dicha, el médico se alejó de aquel hogar, pensando: Ya es mia. mientras Magdalena, al cerrar la puerta, exclamaba: Infame! Primero interti Ha pasado el mes. El enfermo ha re.
cobrado la salud Magdalena debe cumP. Oht gracias. Magdalena. Ahora que por fin nos hemos puesto de acuerdo, voy mirar tu hijo con doble par de ojos, con los de médico y los de padre. Silvemelo, doctor. Lo salvarenios, va verås, Con prolijidad no empleaca hasta entonces, el joven galeno inspeccionó, auscultó, contemplo el cuerpo de aquelange.
lito que ni alientos tenia para entreabrir los ojos.
Terminado el examen médico, que la madre presenciaba con atentisimo alar, se incorporó el galantcador para decir: plir su promesa. Señora formal, aunque de modesta cuna, había hecho avisar a1 médico que lo esperaba en su casa las

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