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PÁGINAS ILUSTRADAS partes, el agua escaseaba para los recon No: aquel decaimiento era el efecto natucentrados en los cobertizos que habia he ral del cansancio fisico después de una cho de antemano la Junta de Socorros. laen: abrumador, dcl hambre, de la alEn altas rotas de la noche, la glorieta roza vigila, mais que todo, del sufrimien.
del Jardin Central estab: transformada en to moral exacerbado por las fuertes emoHospital de Sangre. luego la Plaza de ciones Amias se convirtió en un especie de Poco antes de las cinco de la mañ:11a Spoliarins, donde ihan llegando en ma sali de la estación del ferrocarril con tuni.
calma procesión de todos lados, en hom bo mi casa, que estaba situada unos 300 bros, en camillas, sobre una hoja de metros al Sur, y ya villegir de San José puert. les víctimas que habían perecido en multitud de personas caballo, resucitas la lucha desiguati con los iracundos elemen ponerse si las órdenes de alguien y tos. Alli se alineaban los cadáveres sobre el trabajar en seguida. es indiqué en donde césped, algunos cubiertos por una silana. podian encontrar al Gobernador don Ar otros sin ningún abrigo, muchos deformes cadio Quiros, y siguieron adelante. Me si. inconocibles, materialmente aplastados. llle frente al antiguo Hell Amilar del que gran parte si lesión ninguna. pero amo no quedaba nada absolutamente en pie: on Tatados y con el gesto de una agonia cruel montón de escombros casi cerraba pa producida por la axsxia.
so y abstruia los desagües. Gentes de los Cuando pasadas las de la mañanalle. barrios llegaban por todos lados y releso pié el señor Presidente de la Repú. ran cómo habian quedado sus respectivas blica. Liedo. don Cleto González Viquicz. localidades, y en qué angustias haben a acompañado del Presidente electo, don sado la noche. Arrabal. Taras, Quircot.
Ricardo Jiménes y de varios caballeros de Arenilla, Tejar, Tobosi, Aguacaliente, la la capital, lubo como una especie de des Puebia, San Rafael. Tierra Blanca, Col.
hogo, como un gran consuelo, al saberse Paraíso, todas las poblaciones dispersis que la metropoli costarricense no babia por el extenso valle y por las faldas vol sufrido casi nnda, y que los socorros no Cinicis, estaban ci ruinas! No puede ser, se harjan esperar mucho, como así suce. me dije, y por el momento pensé que ha dis. Restablecida la comunicación telegra bia mucha exageracion en aquelas afirmafica, cuya oficina se instaló en un carro de ciones tan sonbrias y desconsoladoras.
ferrocarril, por activos empleados venidos Llegué en seguida a la plazaleta de San de la capital, el señor Presidente impartio Nicolas, y cuando vi aquel precioso relicasus órdenes, para socorrer la damnica Tio, primer edificio gotico que se levantó da población.
en el país, y que apenas tenía unos 27 Tin aquella fatidica noche que se hacia años, derrumbado hacia el frente, con los interminable por la ausiedad conque 10 muros despedazados y entrando la clari dos espersibanios la luz del sol, es ctsi in dad de la alborada por las divas del hun.
creible conso lograron muchas personas dido presbiterio, chtonces comprendi que salsarse debajo de una mesa o de un mos no habia exageración en los decires de los trador, ni cómo pudieron otras tener la campesinos; setti una fuente opresión que fortaleza necesaria para desaterrar a sus hizo asomar las lágrimas mis ojos, y per.
deudos, sin otro instrumento que el de di las esperanzas que abrigaba de que hu.
sus propias manos. En aquella memara. biese quedado habitable siquiera una parte ble noche, no hubo un momento de re de la ciudad. Fue hasta ese momento, poso ni para el espíritu mi para el cuerpo, cuando descorrido el velo mortuorio de de suerte que cuando al siguiente da co la inicbla, llegué a darme cuenta de la menzaron a llegar los primeros individuos magnitud de aquel inaudito desastre, que de salvamento con provisiones, todos se arrasaba totalmente mi ciudad natal, 1:1 quedaban palidos, consternados y visible. tranquila y amada civdad de mis antep1mente conmovidos; y al ver la inspavidez sados. Pensativo, y sin atreverme ava2con que muchas personas iban y venían. zar, alli permaneci como clavado al suelo.
llenas de lodo, con los vestidos rotos y sin poder atención a las preguntas, excla ensangrentados, y la indiferencia con que maciones ni gritos de los transeuntes, hasta miraban todo, sin lanzar ni siquiera una que vino la luz del dia.
queja, creyerom encontrar en los abatidos cartagineses unicamente seres idiotizados. Continuara)

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