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PÁGINAS ILUSTRADAS Tumbas de niños Un navegante traia enjaulado un pajarillo, for de cáliz amarillo, aligera melodia.
Viendo el buque cierto dia en riesgo de naufragar abrió las rejas por dar al pajaro libre vuelo: el canario escapó al cielo, la jaula rodó al mar.
Manos, piadosas de veras.
que en las recias marejadas abris las rejas doradas las almas prisioneras: Aunque parecéis ran fieras como manos asesinas.
sólo sois manos divinas que las madres, resignadas, banan sin ruido en cascadas de lágrimas cristalinas!
tre un nido de peluche de color opalino.
Las manos casin. ca le fueron vistas ni por sus mismas compañeras, porque los quchaceres los ejecutaba sola y encerrada en su habitación. Debian ser imis finns mav blancas, lo mismo que sus diminutos piesecitos que nunca se le vieron desnu.
dos. Sor Judit protesó siendo muy niña; tenaria doce o trece años vie edad y sobre és tos llevaba va ocho de estar eo fervoroso contacto con el poder divino. No conocía el mundo, si sus malicis. ni sus vanda des. Sor Judit era una santa de reinte años que no había visto ni oido. ni un mal pase. ni una palabra indecorosa, Su vida la pasta rando refiendo mantos para la Tglesia. Pero icjia tanto, que muy pronto le resulta ron dolencias en liz espalda en la cabeza. Sin em.
bargo, ella ofrecia SUS padecimien.
tos por la intención de su adora dos padres, a quie nes hacia largus años 10 veía ni estrechaba entre SUS hruzos.
Cierta tarde. Sor Judit se encontra ba en su departa 1ento. situado en el tercer piso del musgoso edi ficio, rodeado de difusos vidrios por donde apenas reflejaba 12 luz tejiendo un man to corr la imagen del Sagrado Ros tro; y aunque Sor Judit se sentia.
indispuesta necesitaba teminar el trabajo es: trisma tarde, por lo cual tenía que tejer tejer. De pronio, la pobre Sor Judit sintió una pi.
enda mny aguda en sus oracos y soñadores ojos, y al instante. la monjita quedó FELIN MATA VALLA Sor Judit para Cisimaco Chavarria En un legendario y sombrie convento de monjas franciscanas, se encontraba la pálida y triste Sor Juro, cuyo oficio en bordar mantas y casullas de seda con finisimos tejidos de oro para el servicio en Santa Iglesia. En los cortos momentos que le quedaban de reposo, se ocupabat de molder bostias y en elevat cortas y fervorosas oraciones al Todopoderoso. Sor Judit era una ntonja joven, hermosa, llena de virtudes y de gracias. y muy querida y admirada por sus compañeras de claustro.
Su rostro blanco terso como el durazno.
sus ojos claros y entre dormidos, alli entre las abundantes y encartuchadas ce.
jas, pareciau dos perlas resguardadas en.

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