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2 PAGINAS ILUSTRADAS PAGINAS ILUSTI Aspectos de la costa fias 505 jas.
112. (Cartas a mis hermanos)
elle lao El silvato de una iquina de taller alienta con fuerza de vapor. Son las doce.
Van abora y vienen hombres por todos los Lados, buscando, para reanudarla, la tarea suspendida la hroa del almuerzo. los trabajadores tendidos a lo largo de las bancas, en el parque, se enderezan penosanente, se pasan las manos por los ojos y llevándose el burdo delantal que les servia de almohada, se van también para rematar el dia a dolorindose los hom.
bros en la carga, hasta que vuelsa tras el sol la tregua de la noche.
Se van. se alejan y se pierden per últi mo mi vista: pero yo sigo imaginando is faz amarilla de esos hombres, y sigo pensando en que la fiebre los devor. en que los consume la fatiga y que pronto, entre el dolor y la angustia de todos, ir Ilegando para cada uno la tregua finale descanso definitivo en el cariño de la Naturaleza, en el ultimo, en el único ca riño que a los infelices queda.
mo clar bros dille CUTO 1:2s.
CONE mate gull Medio día.
Aun me dura la fiebre que desde anoche cocina mi carne, Me arde la frente, hermanos; sienta la cabeza como lorata da por una lancen que me horgara los sesos, y en el paladar me amarga la se.
quia con un sabor de sal simple. Pero se distrae mi ánimo y se agrada mientras recostado tranquilamente. veo través de los vidrios de una ventana la mancha verde y amarilla de los árboles y de las hojas tendidas sobre el parque, bajo el fuego del sol.
Quictas las hojas, silenciosos los árbo les, ausente la brist que en otra hora detuvo su charla fugitiva entre las ramas.
Desde el cemit los mayos del sol bajan como dardos candentes y se clavan en la tierra agujereando el follaje y encendien.
de la fiebre en las sienes de los hombres.
El suelo, los tejados, las fuentes el ambiente: todo reverbera. todo tiembla como en un extremecimiento de angustin, como sirodo fuerit fundirse, caldeadas las cosas. birviendo sobre un infierno oculto bajo la superficie que la vista alcanza.
Una immensa paila, el nar. llena de agu en ebullición.
Me arde la frente, hermanos, y el dolor hornda ni cabeza como un lanceta que me hurgara el cerebro. Pero me distraigo mucho y me agrado viendolo todo desde lo alto de mi dormitorio, por entre el cristal de las ventanas, El parque. el grande, el hermoso parque es el único asilo benéfico en esta hora de bochorno; el único asilo en donde no arde el incendio que lo envuelve Todo bajo la tremante impasibilidad del cielo.
Un ansis, el parque en el desierto de toda la ciudad quemada por el sol. allí están. trados a lo largo de las bancas, los pobres hombres que trabajan, los que se mueren de fatiga y de febre.
Como bestias agonizantes unos cuan.
1os. mucitos individuos de los que el harubre ha ido empujando al vivie misera.
hle eu este clima, se estima y roncan sobre los largos asientos tendidos en die redor. bajo los arboles.
Ali están en el cariño de la Naturale.
za, en el último, en el única cariño que los infelices queda. soñando ci la som.
bra de las higueras, igual que soñaran descansando dulcemente las cabezas en la blandiura de un regazo fraternal.
Quiza el doliente sueño de la madre, de la esposa, de los hijos o los hermani.
tos abandonades sea lo que pane sobre las frentes, sobre los ojos. sobre las bocas, el toque de amargura que contrae los labios, que aprieta los párpados, que plie ga las cejas de esos hombres que abora sucian a la sombra cariñosa de los árbo.
les, en el gaande en el hermoso parque.
A5: Los recordados lectos dejados alla en donde el aire es fresca y el agua sabe gloria, pero en donde cada dia tienen menos que hacer las fuerzas honradas, la sana inteligencia. y de donde esos homi.
bres han tenido que ir saliendo en busca de la muerte, si, pero de pan también para ellos y para aquellos a quienes se lo deben. za rrito росс dard fronte El parque está solo, silencioso, quieto.
Nada se ve moverse, Hasta que dos pequeñas mujercitas, bien vestidas y tirosas, echan el cristal de sus risas sobre el aire grueso que asfixiaren el cual se apagan como si se hopdier en un depósito de aceite la vibración de un sonido.
Entran las mujercitas corriendo adelante de un perrillo chirrisquitin y gracioso que las persigue ladrando.
Al. All.
Pero csen también bajo el bochoro que aun dura, se tienden también agitadas sudorosas, sobre un escafio del parque. dur card ca Veo am lits fuego

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