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PAGINAS ILL STRADAS ano andnseja mor mix110.
ntes nimicidad Micro lo en 110 vean. con es de prema que guarda al genio la Locura, cavos sombrios dominios son como el PANTEÓN de los grandes cerebros.
Tu nombre que repiten ahora los labios de los hombres todos, en todas las ien.
guas emitidas, ha sido inscrito en el catálogo glorioso de los inmortales dementes sobre cuyos hombros descansa Historia del Universo: Jesús el nazareno, ci nás loco; Galilco el sublime perseguido.
Cristoforo Colombo, atacado de locura marina y de la pesadilla de los mundos desconocidos; y tras estos y otros locos de leyenda que vivieron en el mundo niño, los admirables locos del asilo y de la ca.
misa de fuerza. los locos, jardineros monjes exejetas, excrutadores de la verdad inconquistada, estetas cultivadores de rosas fragantcs.
Divinos locos, recordémoslos. Este: Guido de Maupassa17. nás sutil y agradable contetur de Francia, el que huvendo del Horla siniestro bordo de su Bel ami. quintaesenciaba las emociones pintorescas de las márgenes del Medite.
rranco, cuando echara rodar algunos luises en las ruletas montecarlinas con.
templara desde las serenas y azules on.
das del Bosfoco en la silueta de una ciu.
dad bizantina, sobre la cúspide altanera de una torre, el faro opalescente de la Luna.
poniendo un punto lunxinoso, sobre la gigantesca y audaz. Este otro: Baude.
laire, diabólico y extraño, rebuscador de emociones desconocidas en los artificiales paraisos del placer. Yeste, foerte varón, de frente altiva y de miradi agresiva y de faeciones diramente cemiescas.
este es el loco de acero, el exéjeta iracun.
do, el Glósofo envenenador de la époci.
Bajó a las oscuras cavernas donde las fieras y las sierpes enseñaroni Zararıstra los corsones de ma vida superior, y cuando el morador de aquellos abismos le ensefiara la clave de su sabiduria superbum.
na, volvió a los hombres, fue ci anticristo audaz, hirió de muerte una fe caduca y predicó la soberbia y la rebelión, la fuerza única triunfadora, y la venganza impiado.
sa; negó los bienes ultraterrestres, aconsejo que cien boferadus respondiesen al agresor de una proclamo la suprema altives del yo, su defensa e conservación, su perfección y embellecimiento, y mode.
lo con una arcilla desconocida, extraida de las cabernas zaratustrandas el boceto del superhombre que el alma nueva, en mar.
cha hacia la meta de una perfección altiva y orgullosa. Vaciari en el molde del fu.
turo. Este grande asilado, simiesco y altanero que murió luchando contra la fuer.
za de su camisa: este loco violento te 111tecede iya que para las ironías sangrien tas y para las antinomias de la suerte es la vida muitiforme! y en el catálogo de la Locura leer. in los hombres futuros juntos el venerado nombre tuvo, y el extigmatizado nombre del loco germano.
Oh! y quien lo pudiese preéver! Serán los seres que lean ambos nombres, dulces y mansos como los corderos pascuales, los hombres perdonadores y cristianos que tú sueñas, oh viejo moscovita, serán los altaneros, impiadosos superhombres nicatcheanos?
No hay quien conteste afirmativa o negativamente; sin embargo, bien triste ha de ser para ti, anciano predicador, la vi.
sión que ante tus ojos extienden el mal triunfante, la guerra agostadora, la envi.
dia venetosa y la soberbia liriente, y en el desierto de una vida de labor cuaz, el estéril riego de tu simiente inutil. Acaso esta visión desconsolable, y el tiempo que sobre tu vigorosa humanidad ha binca do las garras del cansancio, te impeten al retiro y la meditación última.
Loco, mistico demente, o sabio filosofo, tu gloria es la misma! Si cansado, que el claustro y su sedante soledad te amparen, y si desencantado, si muertas tus esperatizas todas, que en el sereno jardin de tu meditar intenso forexcan todas las rosas de una ilusión postrera de una esperanza senil que te acompañe hasta la tierra cari.
ñosa cuando ella, que tanto amabas, te déblando y cterno lecho.
León ritu: iblara 1a nos uptenllena 31 su بین ۱۱۰ amen.
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ya un te en ra de tanto ROBERTO VALLADARES Jemente Cuento de Amor Rucci septen de tu coMEDIA de Ernesto Martin hecidas ombres ona de ronar!
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