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8 PÁGINAS I1. LISTRADAS PAGINAS ILU: 21 n: el de la cuadrilla de negritos carpinteros del ferrocarril, que, desde que anocheció, no cesaron de cantar salmos en inglés, acompañándose de vez en cuando con un acordeón. Qué dicha, me decia una de mis nibas, que las iglesias hubieran estado ceсі Pe formar rombos en las puertas y ventanas.
pero dentro de ellas no ha muerto ninguna persona, y se ha logrado sacar todos los muebles. El Bazar de los lleranos Rivera, permanece en pie, pero dentro se dice que tiene grandes averias. Las casas de adobes, de ladrillo y de calicanto son las que han causado los mayores estragos. Todo el mundo se va de aqui, me dijo mi hija mayor, y nosotros debemos irnos cuanto antes para otra parte. Es verdad, pero no podremos salir rradas!
pa sit te ac Пс auxilios tan pronto como se habría dese3do mi en cantidad suficiente. De algunos edificios públicos como el Matadero y el Hospital, y de algunas enipresas particulares como la Planta Eléctrica, lo mismo que de varias propiedades, el público arrancaba sin ningún reparo las planchas de hierro acanalado para improvisarse una mala vivienda, que por lo general sc colocaba en los patios o solares en aquellos pedazos de calle que no habian quedado muy obstruidos por los escombros. Pero daba verdadera listima ver centenares dc gentes en la mayor miseria, sin un pedazo de gangoche siquiera, con qué resguardarse del frio, y sin hallar donde tornar ni una taza de café, después de na angustia y tanta privación Todos estábamos materialmente cansa.
dos, pero nadie sentia sueño: habia por lo general una sobrexcitación nerviosa, que daba a los semblantes un aspecto de locura, con los ojos inyectados y los labios convulsos. Los rezos y las plegarias de gente arrodillada en media calle, a nadie llamaban la atención. Los gritos inconsoTables de los que habían perdido algún pariente, se oian como quien oye lover: aquello ya no tenia remedio, y habia que pensar en afrontar las consecuencias del desastre, que tenían por fuerza, que hacer se sentir de varios modos, 190 sólo en la provincia sacrificada, sino en todo el resto de la República, que no podia permane.
cer indiferente ante tanta desgracia y tan10 dolor. Qué ejemplo de confraternidad más noble y mis hermoso dió en esta ocasion Costa Rica!
Cuando oscureció completamente, vol.
vió reibar aquel silencio aterrador de Otros dias, y todos nos refugiamos en nuestras vagones o ranchos comentar lo que hablamos vistos comunicarnos, ya un poco más serenos, nuestras respectivas impresiones.
Al lado norte de nuestro carro estaba En verdad, le replique; pero si hubie.
se habido gente dentro de los templos se habría salvado toda la que se hubiera encontrado en la nave central, que no se hundid absolutamente en ninguna iglesia.
Habrían perecido por el atropello los que hubieran intentado salir, y también los que hubieran llegado frente las portadas. en donde cayeron bloques de cornisas y fragmentos de torres. Esa es una de las muchas enseñanzas prácticas que deja el terremoto, si hubiera suficiente sereni.
dad en los monsentos de peligro, para clegir el sitio mis seguro dentro de los templos. Los presbiterios, cuya arniadura de madera descansaba directamente sobre las paredes, como en San Nicolas y en la Capilla de los Salesianos, sí se hundieron por completo. Por ese motivo, en esta 01.
tima, perecieron algunas personas. Que casas quedan en pie. que no ofrezcan ningún peligro, preganté uno de mis hijos, fuera del kiosko y de las esy taciones y bodegas del ferrocarril Quedan, me dijo, las casas de madera de don Nazario Castro, don Felipe Martin, la refresqueria de don Pio Acuña y la casa de don Juan Mata en la lacienda El Molino. Además las piezas de bahareque llamadas El Mesón, de don Valerio Coto, donde los chinos han estado cocinando toda la noche anterior; y algunas casas de ladrillo como las de don Ricardo Jimé.
nez, de don Quinto Vaglio, de don Fran.
cisco Peña, del Doctor don Alejandro Pirie y de don Serafin Saravis. Hay tam.
bién muchas casas de horcones, aunque bastante deterioradas inclinadas, hasta ASETELAATTI Iglesia de Ics Angeles de Cartaga

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