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PÁGINAS ILUS PÁGINAS ILUSTRADAS al suu vit de EI Alma Inmóvil tin C:10 qu do Homero está tranquilo: sus cpicas canciones tienen relampagueos, vórtices y esplosiones; pero él está tranquilo, como gimnasta raro que sin quemarse pasa por entre el igneo aro. Dante está sereno; canta obscuras regiones de tormentos rebeldes y sórdidas pasiones; pero él está sereno, como solemne faro que en la pavura negra pane su punto claro.
Shakespeare y Goethe ahondau dos abismos profundos corazón y cerebro donde se agitan mundos: y ni el inglés se inquieta, ni el alemán vacila.
Así la andina cumbre, del hielo de su frente desata como el genio las iras de un torrente: pero ella como el genio también esti tranquila.
JOSE SANTOS CHOCANO de Vargas Vlia 11:2 dei 2VE کم d: esp Prosas viejas Notas de viaje te se satura de la romantica poesia que esparce en las noches primaverales, die fundida en sus rayos color de perla. esa pobre virgen que cruza silenciosa el cielo, cono en demanda de un 2masite, eternamente perseguido, jamás encontrado.
De pronto, al librar un brusco recocio de la isla que bordeamos. aparece ante nosotros, hacia la izquierda, la cordillera de Dipilto. iluminada por inmensi ser piente de fuego que aprisiona entre sus brillantes anillos las cumbres de las montañas.
Son las quemas que, por los meses de enero febrero, hacen los agricultores con objeto de limpiar sus terrenos, de ándoios preparados para nuevas siembras, y que en el soberbio panorama de la noche semejan espléndidos fuegos pirotécnicos dispuestos por un genio poderoso en honor de los dioses.
El recodo de la bahía que avanza hasta acariciar las faldas de la cordillera parece un mar de fuego, y en el cielo también se refleja la llamarada, predaciendo derroche espléndido de encendidos raatices.
Del puerto, cuyas casas apiñadas se divisan lo lejos, nos trae la brisa el eco suave de una serenata, cuyas 1013s se coniunden en una sola armonia, con el cansado murmullo de las olas.
Ahora avanzamos a fuerza de remias.
por entre una nube de canoas lanchones que se mecen con acompasado movimien to inpulso de los vaivenes de las aguas de la bahia.
Nos vamos aproximando al muelle, cu.
casilla colorada se destaca va poco distancia de nosotros. Dos marinos, de jando los remos, preparan el ancla, mientras el patron da Ordenes con su voz de Mautin destemplado, sin dejar un planto la rueda del timon, que, con movirpientos rápidos, hace gitar de un lado para otro.
En el edificio de la Comandancia bri.
llan dos luces, y cl grito de centinela, ante tni cic och CD gad can.
grar IOS por adel מנסc La balandra se desliza lentamente sobre las tranquilas aguas del golfo. por entre una multitud de islotes y peñascos escarpados, que en la oscuridad de la noche toman proporciones gigantescas y aspec.
tos caprichosos.
Ya parecen ciclopes puestos en actitud amenazadora, como para entrar en lucha, mudos. vestiglos encargados de guardar la entrada de este golfo maravilloso.
En frente de nosotros se levanta, abrupta y crizada, la isla de Zacate Grande con sus bosques impenetrables.
En medio del tono verdi negro del boscaie. sobresale la nota plomira de una casita de paja, colocada pocos pasos de la playa y habitada, al decir de uno de nuestros marineros, por una pareja de re.
cién casados que alli, lejos de los hom bres y oyendo eternamente el arrullo de las aguas ten blorosas del mar, se entre gan por entero a la tarea agradable de ser felices.
Un poco atriis, hacia la derecha. queda un islole negro que las olas han horadado hasta hacerle tomar la forma de un puen. te, por entre cuxo arco se divisa el océano como rlo inmenso, de poca anchura en las faldas del islote, pero que, a lo lejos, en el horizonte, tiene por riberas los azilles cortinajes del cielo.
Bordeamos con lentitud la isla de 22012te Grande enfrente de nosotros se desta.
Ca. con perfiles cada vez mas marcados.
la isla cuyos pies está tendida Ansapala. medida que la balandra avanza, se modifica el aspecto del paisaje, y ya los islotes que defienden la entrada del golfo, despojados de su apariencia caprichosa.
poco a poco se van borrando en medio del tono azul oscuro de las olas, Son las once y media y la luna princi.
pia asomar su disco de enfermiza blancura allá por detrás de la isla del Tigre.
El paisaje se ilumina con su luz pálida, tomando tintes melancolicos, el ambien Parc pcro асер Dick sadu SC de la riner mere pala, la pl bala imp

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