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ILUSTRADAS PAGINAS ILUSTRADAS ay by. WM WY WY 1024 ual. Da ingle)
ual ha de ser Dios mio me miro; ama todavía que aquel dia jo nuestra unión.
ibamos; yo quise errumpir.
trenula le dije: y lo que exige Dice así: vuestros siete hijos pre, el que escojais, aré tierras y casa, nestar sin tasa, aréis de vuestro hogar.
an; en su vestido emblante vi nio y la fatiga, yo, su amiga.
compartir. hijos: jay, son tantos!
y que educar!
parente calma: están jhijos del almal ue se ha de dar.
idos de la mano, omenzar, e Maria; tabal Parecia y azahar.
so acariciarla la toco; lovimiento, on acento dijo: Esta no!
ita donde juntos po encantador; eños, tan queridos!
in asi dormidos, y compasión!
e humedecia Julián; so de ternura ana criatura; dremos dar.
con los ojos húmedos Juan al fin yo sentia. este nunca jamás lo entregaria.
ni por un mundo, ni por mundos mil.
Alli Pepillo esti; imuchacho malo!
nunca sumiso, siempre en rebelión, no me deja un momento de reposo: les tan inquieto, altivo y caprichoso, y tan discolo y travieso el picarón!
Pobrecito! Para este sacrificio ale tocará la suerte al infeliz. Oh. nunca! dijo el padre con ternura; que solo de una madre la dulzura lo puede soportar y corregir.
Al lado de la cama de Eloisa caimos de rodillas Juan y yo; Thija del alma, la queremos tanto!
es nuestro orgullo y del hogar encanto por su bondad, su gracia y su candor.
Mi corazón latia con violencia cuando dije temblando: ella quizá.
para su educación. le convendria.
mas Juan me interrumpió con energía Calla, calla por Dios! jesta jamás!
Sólo falta Tomás, el mayorcito: tan sincero, tan noble, tan lenll es el vivo retrato de su padre éste, exclame, del lado de la madre nadie en el mundo lo podrá arrancar. ningunol exclamamos en concierto; ninguno, ninguno! repetimos con expresión de gozo indetinible; y luego le escribimos en términos corteses Roberto que aceptar su propuesta era imposible.
Después de aquel momento sentimos más valor, más energia, y sostenemos con mayor aliento el rudo trabajar de cada di Verdad es que ganamos el sustento con atanes prolijos; empero en el hogar reina el contento y no falta ninguno de los hijos.
Si la miseria alguna vez aleanza llegar al umbral de nuestra puerta, no la ha de hallar abierta, porque tenemos puesta la esperanza en Aquel que de todos es consuelo, y con los ojos en la tierra fijos, los pobres protege desde el cielo y el pan les da para sus tiernos hijos.
CESAR CONTO Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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