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Abandonada Ella era la timida avecilla que ensaya en la arboleda solitaria el inexperto vuelo: la dió sus galas la niñez sencilla, su alma era luz, su voz una plegaria y su mirada un cielo.
Confiada entregó a su aleve dueño las primicias de una alma enamorada, ajena de traiciones; más fayl al despertar del grato sueño.
se encontró la infeliz abandonada, sin honra ni ilusiones.
Dulce cadena de inocentes goces fue su existencia, que lleno de encanto la pródiga fortuna; sus penas, nubecillas que veloces surcan del aire el zatirino manto sin dejar huella alguna Cuando el invierno su brumoso manto sobre la tierra desolada extiende como fúnebre velo, y la avecilla interrumpiendo el canto hacia otra plava hospitalaria tiende el afanoso vuelo, Su corazón un dia a los amores se entreabrió con el cándido embeleso de la pasión primera, como a la aurora las nacientes flores se abren temblando al misterioso beso de tibia primavera Ella también huvo desengañada: los ingeles de Dios la arrebataron al celestial palacio; pero al subir a la eternal morada, en el fango del mundo se quedaron sus alas de topacio.
CEGAGIST Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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