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12 PÁGINAS ILUSTRADAS שוון alg mi Sei eng su viv de uste te.
de AMIGO DEL PRESIDENTE sesos y hechome presa en la red del amor, debía estar en las tiendas, baDel libro Dulce Tierraca ciendo compras en los grandes almacenes. perdía la ocasión de Qué terrible hombre era aquel reanudar el triunfal idilio por la señor don Bruno, jefe de la ofici culpa de aquel bibliófilo vejarrón na en donde yo trabajaba! Si aún En mi fuero interno fulminaba enme parece verle deslizarse por ahí, cendidos apóstrofes contra tamaño con su paso menudo y grácil. verdugo, recluido en la oficina Parecía el genio protector de los barbotaba insultos contra semejante viejos infolios! En su rostro color potestad infernal.
de hoja seca, impregnado de una Pasaban los días sin que aquella tristeza constante, fulgian sus oji momia escapada de tierra de Sesosllos redondos, notándose en su mi tris se ablandara.
rada indecisa la misma vacuidad En una ocasión, mientras don de un idolo oriental.
Ricardo Jiménez nuestro querido Era don Bruno la viva represen y respetado profesor de Derecho Citación de la severidad, y en su vil nos explicaba algunos artícupuesto, no permitía jamás que sa los del Código, con su voz armoliera de la oficina ninguno de sus niosa y sugestiva yo en voz baja, subalternos. No había ruego que que apenas se oía sostuve un diálo.
hablandara semejante hombre, es go con Piquín Martín. Le narré las clavo de la disciplina.
torturas que me había condenado Una imperiosa necesidad me el avieso cancerbero de la oficina, y obliga salir pedile su ayuda. Desde aquel mo Don Bruno tengo que llegar mento Piquin, que siempre se dorá la casa de un médico.
mía en clase, apareció despabilado diario escuchábanse tales rue sin pizca de modorra. Pasó la hora gos; pero nuestro director, impasi y varios de mis condiscípulos reuble como una esfinge, ni siquiera niéronse fin de discutir el caso, contestaba. Las súplicas no hacían Anderson, el más belicoso impulmella en su corazón de pedernal. sivo, hizo moción para que lincháEra, ni más ni menos, como echar ramos don Bruno. Alejandro Alagua en una plancha de mármol. varado, estudiante apacible y de claNo transigía jamás.
simo ingenio, optó porque ejerciYo me pasaba las horas rumian táramos una hábil estratagema. En do mil proyectos fin de burlar la fin, se hizo un análisis de la situavigilancia de don Bruno; pero no ción y yo indiqué la necesidad de encontraba medio adecuado para consultar aquel espinoso asunto con escurrir el bulto.
Alberto Gallegos.
Como un animal bravio revol. Guerra don Bruno. víame en mi pupitre de trabajo. Ha querido matar el Ideal. pensando que a esa hora, las dos Debemos reivindicar los fueros de la tarde mi DULCISIMO TOR del Ensueño. MENTO, la que me había sorbido los Esto dijeron mis condiscípulos, den men gi 11 jé la raba sere ma y el prin vil D nuta párr: supr Naci El men José tucic

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