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ΙΟ Paginas Pustradas mientos que la esmaltan; originales casi todos, y digo casi porque esculcando un poco he logrado descubrir cierto plagio, sin importancin de fijo, pero curioso. es que Shakespeare hace decir Yayo en la primera escena del primer acto un chiste el de la bestia de dos lomos que han suprimido los traductores por obsceno, pero que existe en la obra original: ese chiste lo había puesto antes Rebelais en el capítulo 3º de su inmarcesible Pantagruel.
años que con el filo de su tizom frase que recuerda un pasaje de Saavedra Fajardo. Pero Otelo siendo inteligente, clrece sin embargo de malicia, como todos los espiritus abiertos; por eso el astuto Yago lo precipita en el abismo, aunque le dice paradójicamente: Beware, my lord, of jealousy. De esa pasión vesánica que devora el pecho de Otelo, dice el autor acertadísi.
mamente por boca de Yago: ES UN MONS.
TRUO DE GLAUCOS OJOS QUE SE NUTRE DE CARNE HUMANA, lo que debió de sugerir Calderón de la Barca la idea fundamental de su drama titulado: El mayor mons.
True los celos.
No olvidemos Desdémona, tipo de la romántica, incorregible capaz de arriesgarlo todo por casarse con quien le venga en gana aunque sea un adefesio con tal que el elegido goce de cierta celebridad.
Este tipo de mujer es muy frecuente en Europa, donde abundan las muchachas de familias pudientes linajudas que se enamoran las muchachas, por supuesto de un tenorcillo de zarzuela, de un torero, de un payaso de circo, acaso del célebre estafador que revistiendo el uniforme de capitán del ejército de Prusia, se atrevið dar un tiento la caja municipal de Koepenick; cuando no es el agraciado un bandido con más de media docena de asesi.
natos en su hoja de antecedentes penales, como Musolino.
Tal sentimiento de admiración hacia la celebridad fue el que impulsó la princesa de Caraman Chimay que se fugara con el gitano violinista Rigo que tocaba como nadie unos valses de Fahrbach, La glas, asidui múlti ΕΙ muest cando juveni labore dan, anos, mejor Cu ficult: Ocup: 110S greso milde latan nada De Otelo nacieron muchos retoños y secuelas entre los que merecen especial atención dos óperas.
La mejor de estas tal vez sea la que es.
cribió Verdi sobre un poema de Arrigo Boito músico también mas aunque es obra sabiamente calculada y de la que el tenor Tamagno hizo un especial estudio no creo haya añadido una sola hoja de laurel la frondosa corona del autor de tida.
Aunque anticuada ya la que escribió Rossini me agrada más por la frescura de las melodías, lo cual no habria bastado a salvarla del olvido, si en la escena en que Otelo va a dar muerte Desdémona, el autor no hubiera tenido el feliz acierto de intercalar en la orquesta de manera muy hábil las burlescas notas del aria de la ca.
lumnia del Barbero de Sevilla, con lo que el conjunto adquiere una trágica grande.
za de efecto imponente. pesar de lo dicho vale en mi sentir la tragedia inglesa más que las dos operas juntas, y por eso aún hay campo para el músico inspirado que con mejor pletro nos diga por boca de la gentil DesdémoIll. Cantad al sauce y su verdor cantad.
La tragedia shakesperiana se desarrolla con una naturalidad que pasma, mientras nos embelesan los innumerables pensa. Cuidado con los celos.

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