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Páginas Alustradas PARA DAMAS DE LA CASA FILOSOFIA DEL BAILE El que fije su atención en estos dias y considere la marcha majestuosa de la humanidad, por enemigo que sea de los tiempos presentes, no podrá negar el activo movimiento de la época en que vivimos.
Hay una palabra estampada en las frias columnas del Diccionario que, semejante un resorte, tiene en si la facultad de poner en movimiento a todo un pueblo con sólo repetirla solemnemente en grandes caracteres colocados sobre la impasible seriedad de las esquinas.
Esta palabra arrebatadora salta hoy de todos los labios tiene en continua movi lidad y agitación hasta los más pacíficos habitantes de un país cualquiera. Singular conbinación de sílabas que arrastra en pos de sis cuantos encuentra al paso y conmueve a los corazones más frios.
El amante más satisfecho y más tranqui lo siente pesar suyo una inquietud que no lo deja en paz un momento.
El padre que ha formado poco a poco el corazón de sus hijos, si los años no le dejan moverse, tiembla involuntariamente al pronunciar entre dientes esa palabra conmovedor.
El marido que descansa en la fe de una virtud, nunca desmentida, se pasea por los anchos o estrechos limites de su aposento, dando vueltas en su imaginación una idea revoltosa que lo inquieta desde que ha resonado en sus oídos la palabra agitadora.
Todo se pone en movimiento. Qué sucede La voz de varias empresas más o menos alegres ha gritado a la vez por los cuatro ångulos de la capital esta palabra: Baile, El carnaval es una página que el hombre pensador no debe doblar con indiferencia, porque en ninguna parte como en el baile puede estudiar el filósofo con más provecho las caprichosas actitudes de la humanidad.
Sería inutil ir sorprender el baile en el misterioso origen de su primer movimiento; pero es seguro que Adán y Eva llevaban dentro de si el germen inquieto de todas las futuras contradanzas. Hay que creerlo así al ver como la humanidad se nos presenta en el umbral del mundo bajo la forma coreográfica de una pareja. es indudable que de alle parte esta danza interminable en que todos bailamos y cuya cadena no se ha interrumpido todavia ni siquiera un instante.
El espíritu público palpita en estos mo: mentos bajo los atolondrados conipases de un valsó salta irresistiblemente al impulso de una polka. Se puede decir que la multitud hierve al calor de la música Baile en el teatro; baile en el Ateneo; baile en el Salón de Conciertos; baile en todas partes. para que las nobles y se veras lineas con que Dios ha trazado la cara del hombre no vayan ser una censura impertinente, y para que el pudor con que Dios ha adornado la cara de la mujer no vaya a contener la alegría y la franque 2, todos estos bailes se anuncian con una circunstancia que nos pone a cubierto de los más legitimos escrúpulos.
Todos son bailes de máscaras.
Cualquiera diria que la mayor pårte de las gentes que asisten. este movimiento de la humanidad tienen vergüenza y se tapan la cara. La diversion consiste en agitarse en medio de una multitud de seres anónimos, como si la mayor alegria del hombre consistiera cu no conocer a sus semejantes.
Pero todo ello 110 es más que un conjunto de bromas. Mirándolo con reflexión, todo ello no es más que un delicioso contrasentido. Un alegre disparate que puede expresrase de esta manera: La humanidad se disfraza para darse a conocer, Es decir, que se tapa la cara para que se la conozca perfectamente. Sin duda el baile es el distintivo más equivoco del ser racional.
Sólo el hombre baila.
Yo he pensado muchas veces por qué los negros tienen esa pasión invencible por el baile, que no pudieron vencer los rigores de la esclavitud. El baile, que es la expresión de la alegria, forma un verdadero contraste con el negro, que es un sér eternamente cubierto de luto.
Cual es la ley de esa extraña confusion del bullicio y de la tristeza Los negros, que parecen los encargadps de representar el duelo continuo de la humanidad; los negros, que vienen ser

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