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Paginas lustradas NOTAS TEATRALES «UN HOMBRE DE MUNDO POR VENTURA DE LA VEGA La excelente compañia dramática de los esposos Mendoza Guerrero, terminada su segunda gira artistica por la América del Sur en Noviembre del año pasado, se dirigió Madrid para abrir la temporada de invierno en aquella capital, en su propio teatro, el de la Princesa, escogiendo para la inauguración la comedia de don Ventura de la Vega, El hombre de mundo.
Aparte de la excelente representación de los artistas, tales como doña María Guerrero, Fernando Diaz de Mendoza, Emilio Thuillier, el mobiliario y la indumentaria del año 40 nada dejaron que desear. Los que presenciaron esa representa ción de la comedia de don Ventura de la Ve.
ga, se remontaron, por el poder del arte, según cuenta un cronista, så la época en que Espronceda, Zorrilla, el Marqués de Molius, Bretón de los Herreros, Romea.
murmuraban en el Parnasillo, paseaban por el Prado y asistían a las fiestas del Liceo. Otro cronista agrega: Dos interesantes novedades ofreció la inauguración del teatro de la Princesa de Madrid. La presentación de la compañía de Maria Guerrero y Fernando Mendoza, que ha levantado nuestro arte dramático tan gloriosa altura, que bien puede de.
cirse que donde ella está estará dignamente representado el arte español, y una exquisita nota de arte, de las que frecuente.
mente brinda su público el insuperable director de escena señor Díaz de Mendoza.
Fué una verdadera resurrección de las modas del año 40, a la que ofrecia propicia ocasión la famosa comedia de Ventura de la Vega, El hombre de mundo.
Espiritu culto y exquisito, muy devoto de la propiedad escénica, Diaz de Mendo za quiso representar un cuadro completo de lo que eran las modas de aquella épo.
ca en que Julián Romea y Matilde Diez representaron la obra maestra de Ventura de la Vega. Hay que añadir que su labor como director de escena fué un completo triunfo Para la generación actual, aquella extraña indumentaria era una curiosidad casi arqueológica. No está muy lejana la época resucitada; pero en el rápido vivir presente, aquellos años de la Reina Gobernadora han entrado ya en la categoría de lo histórico. Para algunas ancianas seño ras que asistian la representación, la bien estudiada escena evocaba recuerdos de una juventud rozagante, La sala elegantemente amueblada como diria en sus acotaciones Ventura de la Vega, era un completo primor. En algunas casas del viejo Madrid se conservarán aún salas como aquella, con su severo estrado, sus sillones de dorado respal.
do y patas de pie de burro, sus caracteristicas cornucopias y sus cortinas de damasco amarillo, con las guardamalletas doradas también. Sobre la mesa, los álbums de fotografias y retratos, que apenas se ven ya en alguna arcaica casa; en un lado la consola, con artistico reloj de la época, decorado con una figura de Ariadna, tendida. En el centro de la sala llamaba la atención una clásica «copa dorada, uno de esos grandes braseros cubiertos, que tanto buscan los anticuarios; jova, sin duda, de la colección de Diaz de Mendoza.
La indumentaria de los actores resultaba deliciosa. Maria Guerrero parecia haber copiado la suya de algún viejo retrato de don Federico de Madrazo, como el de la poetisa Carolina Coronado, que conserva en su colección el señor Lázaro. Vestia la ilustre atriz un traje azul rameado, con ancho miriñaque y blanco fichú en el cue.
llo. Para salir de compras cubrió la cabeza con la caracteristica capota, adornada con diminutas rosas de pitimini y largas bridas, algo semejante itodo vuelve. a las que algunas elegantes lucían este verano en las playas de moda. Como detalle de su indumentaria, llamó la atención un her moso chal de Cachemira, alfombrado. En el tocado resaltaba el gracioso adorno de los bucles, que caian a ambos lados de La señorita Robles, que representó el papel de Emilia, vestía un traje claro con pequeño rameado y adorno de volantes.
Diaz de Mendoza y Thuillier copiaron también perfectamente los tipos de la época, tantas veces reproducidos en retratos y grabados, de los cuales son ejemplo los del Duque de Osuna, el General don Juan de la Pezuela y otros personajes que el Marqués de Mendigorria recuerda en sus Memorias. Ambos llevaban el pelo со est el 111 de de M: ble ta tr: 10 re CU te la cara.
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