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14 Páginas Ilustradas APUNTES POR LUIS DOBLES SEGREDA VII a c Se te d 10 la to fc En el capítulo que antecede hicimos notar que los cambios fonéticos, morfoló.
gicos, sintáxicos y hasta semánticos de los idiomas a través de las edades y de los pueblos, no son meros caprichos infunda dos, sino lenta pero constante adaptación a todas las condiciones fisiológicas, psí quicas, topográficas, etnológicas etc. en que vive y se desarrolla cada pueblo.
Esa adaptación tendenciosa va por un camino más o menos fijo, que puede seguirse; a seguirlo se contraen las leyes fonéticas.
En todas las manifestaciones del hom.
bre pueden sorprenderse tres tendencias hondamente marcadas: la tendencia comparar y generalizar el concepto por comparación; 4, la tendencia vigorizar, buscar para la expresión la tonalidad y el giro de mayor fuerza. y 4, la tenden cia ahorrar esfuerzos.
Estudiemos la primera.
Cuando somos presentados a una per sona que no hemos visto antes, en nuestra memoria se despierta una gran canti dad de apercepciones anteriores, algo co.
mo un desfile de retratos de personas an.
tes conocidas, y decimos por fin: se parece Cuando estudiamos una lengua, con gran frecuencia hallamos como un eco en las palabras de nuestra lengua y por éstas recordamos aquéllas. En geografia, en historia, en casi todos los estudios que reclaman retención, los nombres nuevos evocan la reminiscencia de otros antes aprendidos.
Todos esos fenómenos psiquicos, conscientes subconscientes son comparaciones que surgen expontáneamente para facilitar la retención, para grabar el concepto.
En los dominios de las lenguas se realizan iguales fenómenos: hemos oido los niños decir. yo no cabo, allis «no sabo eso, porque recuerdan formas simi lares y por analogia extienden esa regularización verbal.
El señor Gagini me contaba que una niñita suya le llamaba leyón porque leia mucho, y hablaba de frutas puntosas. En tales casos los sufijos han sido puestos por imitación con palabras que los llevan en igualdad de circunstancias.
Es frecuente oir produciera, salisfacio, y otras cosas por el estilo originadas por imitación y generalización de sufijos verbales (luciera, conociera, lució, conoció. En eso consiste la tendencia analógica.
Dos son las causas más visibles que la motivan: facilitar la retención comparando, esto es, economia imitativa, y 3, asimilar con el menor esfuerzo el nuevo concepto acomodandolo parasitariamente otro adquirido, esto es, economia pura.
Así, pues, la analogia es en el fondo una forma de la tendencia de economía, y por tanto la primera tendencia anotada puede perfectamente desarrollarse dentro del circulo de la tercera La tendencia analógica ejerce una tan tenaz influencia en el campo de la lin.
güística, que se le ha llegado a considerar como fundamento primordial de casi todos los fenómenos del lenguaje. no descarga solamente su peso en las modi.
ficaciones fonéticas, sino que influencia también las trasformaciones morfológicas, sintáxicas y semánticas de las palabras, como antes lo dijimos.
Al oir una palabra rara, desconocida, inconscientemente brota el eco de otra cuya semejanza nos hace recordarla, y con no escasa frecuencia la nueva voz se modifica y se emperejila imitación de la primera.
El pueblo no sabe que las cuerdas bucales se llaman ternillas y por eso cuando ove o lee la palabra desernillarse, falta de inteligencia ideológica, percibe una semejanza acústica que despierta el recuerdo de algo que le es familiar: tornillo, y cambia el término en destornillarse.
Este fenómeno frecuentísimo da margen no pocos vulgarismos del idioma.
Puerco espin, se convierte en cuerpo espin. el término puerco no lo usa jamás nuestro pueblo en tal sentido. Moctezuma se trasforma en Montezuma (monte. Torcuato queda en Torcuatro (cuatro. arrellanarse hace recordar relleno y se trueca en arrellenarse. Desgañitarse será desgañotares (gañote es palabra popular. No conoce PO сі 11 (1 la pl er tre 4!
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