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Pidginas Pastradas LA RAZA LATINA Soplan en los presentes tiempos vien: tos de unión y solidaridad en torno de la raza esangüe y agotada que fuera un dia la soberana del universo.
Los pueblos de la raza latina, lo mismo aquellos donde tuvo su origen que los otros si donde fue establecida por el espia Titu aventurero de sus individuos, se es.
trechan, se acercan, se compactin, tratan de dar forma real viable a una entidad todopoderosa que estarfa ramificada y ex tendida sobre toda la faz de la tierra y que reviviria en la época contemporánea, las Trazañas cantadas por el romancero uni.
versal, en honor de las incontables proezas que dio origen la raza hoy en decadent.
cia.
El ideal es noble, es digno de apoyo por todo aquel que sienta correr por sus venas una partícula de la sangre generosa y caballeresca que triunfo en la Edad Media que ha llegado hasta el presente con deslumbrantes fulguraciones de gloria en torno de la frente.
La cuna de la raza latina se halla boy, puede decirse, en España Todos los pueblos pertenecientes a esta agrupación etnológica, reconocen su origen en los conquistadores colonibinos: especialmente en las nacionalidades mue.
vas de América, ese origen es uniforme para la inmensa mayor España en su época de poderio se, pro: digo abundantemente se reprodujo en ultramar con una fecundidad que tal vez fue la causa de su pronta decadencia pero después de terminadas las luchas de la independencia y de conseguida la libertad por los hijos de la madre com éstos han exteriorizado siempre sus tendencias dengruparse sin nexos políticos, pero con esa inrompible unión que prestan las similitudes analogias de taza en torno de la Madre Patria para formar una entidad que triunte de los sentimientos avasalla dores de conquista que se inician en las agrupaciones de hombres que por causa de la expansión cosmopolita, se han con tertido en rivales La agrupación tiene, pues, dos aspectos: el primero puramente ideológico y ocasionado por las indestructibles solith ridades de la razaz y el segundo originado por un sentimiento de defensa que tiende si hacer sempiterna esta umón.
El primero nos obliga por hidalguía, nos arrastra por caracter, nos atrae por ese alto criterio de predominio y de orgullo que forma el fondo del caracter latino y que puede presentar en la historin las paiainas mas gloriosas de la vida. Seremos fuertes por la unión, reviviremos la leven.
da castellana de triunfos nobles de fra casos sublimes; seremos en esta hora de matematicas aridas, los manchegos desequilibrados del ideal en derrota, los únicos hombres capaces de luchar por el honor, por el arte y por la dama, Los rezngos de quijotismo que llevamos en la masii de la sangre, nos haruin invencibles y respetables, porque seremos los únicos capaces de romper las viejas lanzas latinas en defensa de los derechos atropellados y de la justicia perseguida.
El segundo aspecto apuntado nos abliga por espiritul de propia conservacions las amenazas contra quienes se supone degenerados incurables, se ciernen en el ambiente universal: vientos de conquista amagan los debilitados pueblos que, según el criterio de los novisimos conquistadores, llevan en su sclio indeleble de pueblos latinos, estigmas incurables de degeneración Unidos en el altar de la m2, con el laza indestructible de los comunes origenes y unidos también en las imperiosas necesi dades de la defensa, los pueblos latinos habran asegurado para siempre su exis.
tencia Saludemos esa unión coadyuvemos al realizar la como Intinos JAR Enviudó una mujer joven y agraciada, la cual al sacar el cadáver de su marido, daba grandes muestras de dolor. Me quedo sola en el mundo decia llorando. No te apures. Ther la dijo un pri 10 Stivo en voz baja Yome casar con tigo lo que contesto en seguida. Dispensa, Juan. Ya tengo empenada mi palabra

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