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Paginas Ilustradas AQUILEO ECHEVERRÍA CONFERENCIA LEIDA EN LA VELADA DEL 25 DE MARZO QUE ORGANIZO EL CLUB ALFONSO XIII, COMO HOMENAJE LA MEMORIA DEL POETA Señor Presidente, señoras y caballeros: Vengo a ocupar esta tribuna por amable invitación de la Directiva del Club.
Demasiado conozco mi insuficiencia, y cemo tuve la oportunidad de asistir a una de las veladas del año último, sé que vuestro paladar está mal acostumbrado, pues se le han servido trozos de alta elocuencia y filigravas poéticas. Sin embargo, mi entusiasmo por los centros de cultura de sociabilidad en este país donde hacen buena falta, justifican la participación acti va que tomo en la fiesta de esta noche.
Además, voy a hablaros de Aquileo.
Su nombre es un escudo protector, y des.
de luego me pongo bajo el amparo que debe prestarme, al conjurarlo, su buena sombra.
Cierto que de los poetas no deberia tratarse con la gravedad que impone un recinto semejante al nuestro, ni siquiera en la escena de los teatros, sino en campo abierto, en noche clara, bajo los árboles que platea y vuelve misteriosos la sigilosa luz de la luna. Imagino yo un parque con fuentes murmuradoras, con grupos de mármol que havan sido inspirados por el amor, con avenidas trazadas para que discurran las parejas mientras el pequeño Dios rie invisible de sus caprichos, y en tanto que las cadencias de orquestas lejanas se filtran en el follaje como música de ensueño; un parque digno de Watteau, por la belleza del paisaje, en el cual las canciones y los versos subieran impregnados por el alma de las rosas hacia el éter azulado.
Para definir en pocos rasgos el espíritu del poeta, cuya fisonomía me toca describir, evoco esas fiestas galantes de las antiguas cortes, donde se realizaron mil tra.
vesuras picarescas, bailes de máscaras, conciertos, serenatas, duelos, todo llevado con gentil donaire, la vida y la muerte como si fueran escenas de carnaval, la fi losofia misma amable, voluptuosa y resig.
nada; en una palabra, evoco la gran som bra del genio florentino: Bocaccio, cuya pluma es del más fino y penetrante acero, y cuyos cuentos alados agitan en nuestra mente, hoy como hace unos cuantos siglos, los cascabeles de la risa.
Aquileo Echeverria. por qué di: ráu ustedes. La explicación que el dio una vez fué esta: porque de todas las le tras mayúsculas, la es la que puedo ha cer con más belleza caligráfica. Aquileo nació en San José el 22 de marzo de 1860.
Inclinándome a la tendencia moderna que quiere explicar al hombre según sus ou genes y leves hereditarias, encuentro que la verba imaginativa y la afición al re.
lato entretenido y malicioso, en que la sal resulta veces un poco gruesa de grano, le vinieron de la linea paterna.
Quién no conoce don Aquileo, al viejecito de barba de plata, familiar y socatrón, amigo del chiste sempiterno? Un buen patriarca que será jovial aun en fren.
te de la muerte.
Por el lado materno, el arte le entregó sus dones. Esa familia Zeledón tiene en Costa Rica sus blasones intelectuales: allá, raíz de la Independencia, un notable abogado fue nuestro representante en las asambleas de la Federación; de esa estirpe contamos actualmente un ex Presidente de la República; un diplomático que tiene en su haber el más ruidoso triunfo de nuestros anales; la joven soprano cuya voz de alondra encantó las veladas de otro tiempo; un escritor de costumbres muy ameno, y entre nosotros se halla aquí mismo, el laureado vencedor en el concurso poético del Himno Nacional, Aquileo, de los suyos fue el favorito, pues heredó además el talismán de la simpatia, uno de los dones supremos que suelen embellecer la vida, lo único con que lo castigó el hada mala como dice Rubén Dario, fué con la mala salud, y agrego yo: con otro presente, el de la po.
breza; pero él supo reirse de ella, que es la manera que tienen de dominarla los se.
res superiores.

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