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14 Pigsnas Ilustradas Al recordar esas horas fugitivas de nuestra primera juventud, perdonad si he descendido detalles quizás pueriles, pero me parece que parte de mi alma se mezcló entonces con la suya, y pago una deuda al deciros cuál era su trato amable, expansivo y cariñoso, y cómo nos sentinmos inclinados él, como por poderoso imán, los que tuvimos la dicha de conocerle.
Después se casó y se convirtió en un padre de familia, no el más ejemplar, pero si padre cariñoso, prendado de sus hijos y de la gracia de la infancia. Lo atestan varias de sus composiciones poéticas y ninguna mejor que La Plegaria de Isa.
bel. ese cuadrito familiar que debería inspirar a los pintores y conservarse en la memoria de los niños.
Te ruego, ángel de mi guarda, que desciendas mi alcoba porque tienen las marcas mucho miedo de estar solas.
Que me digas un remedio para Betty, la pelona; le arrancó la gata el pelo porque te jaló la cola.
El chinito por goloso una mano tiene rola: se subió al aparador por el palo de la escoba; me da lastima Kukito, ve si puedes ponerle otra.
Ya me se todo el bendito y lo digo muy bien sola, pero apenas me preguntan no me acuerdo ni de jota.
Mandame una mala grande de confites y melcochas, de muriecas y vestidos, de sombreros y de botas y de cincos y de dieces y de cosas y más cosas.
Di la Virgen, Pobrecita!
la enlutada, la que llora, que se calle, que mañana Seré buena y estudiosa y la Iglesia iré a llevarle muchos lirios, muchas rosas.
Aquileo vivió en Heredia los últimos años y desempeñó un puesto inportante: Bibliotecario de la ciudad. El sueldo era modesto y si la altura de su desempeño, lo que me recuerda los artistas pensionados por los monarcas de antaño, que nun.
ca hicieron palidecer las magnificencias de un simple particular: Mecenas; pero debo agregar guisa de comentario, que la Biblioteca de Heredia era un mito, y que el único libro de que tuvo que ocuparse Echeverria fué del suyo, que estaba en eterna preparación.
Animado por el estímulo de algunos de sus compañeros y iniciativa de Fernan dez Guardia y del General Villegas, reu nió en un volumen sus poesias dispersas, y así fue como vio la luz al fin la primera edición de Romances y Concherias.
La acogida que el público le dispenso, aquí que reina punible indiferencia por las letras. fué entusiasta. Aquileo quedó consagrado como uno de nuestros mejores poetas, y quizás como el único que sa bia expresar en sus páginas el alma popular. la inversa de algunos literatos que se imponen después de años de lucha al público rebelde en un principio a sus ideas, oi su estilo, entre los cuales la figura nis culminante es la de Emilio Zola, Aquileo se dejó influenciar por el público y por las ideas reinantes que existían en su medio ambiente. Dije antes que al escribir el Rebocito Nuevo. de plano encontró su género, y es la verdad. En cuanto a la forma, el romance, verso fácil que se acomodaba a su indolencia característica; en cuanto al fondo, el asunto nacional que reclamaban los directores de la opinión y los que entre nosotros pucden llamarse maestros de la crítica El romance fué la forma primitiva de expresión de los poetas de nuestra lengua. aunque hay alguno que es inmortal, nadie puede discutir que comparada esa composición con las mil formas encontradas después para los versos, particularmente por los poetas del grupo parnasiano francés que llevaron a la perfeción su habilidad técnica, y en castellano por Ruben Dario y su grupo innovador, la manera de expresión de Aquileo es pobre y monotona y resulta si la comparamos con la forma musical, como la melodía de las antiguas operas de Italia en parangón con las ricas orquestas wagnerianas.
Por supuesto, que un lindo romance es siempre en su sencillez pastoril, una obra de arte delicada y exquisita; por ejemplo. CÓMO FUE. Te acuerdas, Irene. Ha ya muchos años una hermosa tarde del fiorido mayo en busca de nidos salimos al prado; tot estabas muy joven, muy jóvenes ambos: de nuestra inocencia retan los pájaros, Entre alegres juegos, y charlas y cantos,

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