Guardar

Páginas Ilustradas 17 Tras la casa hay una pequeña huerla en el fondo una arboleda.
Sofia ha cumplido quince años. Al levanvarse de la mesa la wamile mestra una caja traida por el padre desde Paris y que con tiene algunos trajes. Son para ti, le dice; manana vestirs de largo; tu primo llegar y no es conveniente que una niña de la edad unde todavia mostrando las pantorrillas.
Ella abre tamaños ojos y pregunta el por qué. Le responden con un porque sia y la wandan jugar.
Ejemplo en verso: CUATRO FILAZOS Ambos son de alma templada, Prozos ambos y fornidos, no hay diferencia en edades, ni en la guapeza y el brio.
Iguales son en donaire; en coraje son lo mismo, idénticas las realeras en el tamaño y el filo.
Por la bella Marcelina, la nieta de nor Jacinto, darse cuatro filazos los dos mozos han salido.
Escogen para el combate la Vega de los Molinos, y la luna silenciosa fieren sola por testigo: 10 cruzan una palabra durante el largo camino; cada cual piensa en la madre, en el padre, en el amigo.
y los dos en la muchacha causadora de aquel cisco.
Tristes son sus pensamientos, pero marchan decididos, porque los hombres valientes no suelen ser reflexivos.
Una vez que al campo llegan y ya puestos en el sitio, tiran chaqueta y sombrero sobre un pedrusco vecino. Me perdonás si te mato?
Esta claro! y vos. Lo mismo.
Pues si querés empezamos.
Empesemos, Secundino. un tiempo de la ancha vaina sacan ambos lo chillos, que a los rayos de la luna despiden siniestro brillo.
Siano Quanza el otro ceja: ya están distantes, ya unidos; saltan, gritan, vuelven, zafan, fieros, resueltos, brarios.
Los aceros al chocar producen extratos ruidos, y la claridad incierta pueblan de rayos fatidicos.
Rueda el pobre Juan de Dios sin exhalar un gemido.
Piensa un instante en sus padres, en su adorada y en Cristo, y entra al reino de la Muerte tan sereno, tan tranquilo, como en los brazos maternos se duerme el candido niño.
El sol de la mañanita alumbra su cuerpo frio, y bebe la sangre roja que mano airada ha rertido, para colorear sus mantos por el tiempo desteñidos.
Por una razón por otra el pocta fue popular y mimado. Ya en sus últimos tiempos, cualquiera de sus composiciones entregada a los diarios, era un dia de fiesta para el coro de sus admiradores. Venia de Heredia raras veces ii contarnos sus angustias sus proyectos risueños; según el dia, se acercaba alguna oficina de redac.
ción, y requerido para el caso o de oficio, como decimos los abogados. rimaba un epigrama. Aquella ligera estrofa, aguda como una saeta, volaba y volaba, provo cando por todas partes risas y comentarios.
Todos recordamos la que escribió contra los diputados propósito de la decoración y pintura del Palacio Nacional, y aquella salida que no fué del gusto del Presidente: Lo que a mi me ha sucedido a nadie le sucedio, que en la Junta de Notables me cacharon el relo aquel alfilerazo, con que prendió la Corte de Arbitraje Centro americano como si fuera mariposa clavada en la pared: Se dice que la Corte que funge en tierra curtag, es como el pez en el agua: come, bebe, dnerme y. mada! aquella célebre posdata, cuando se dijo que había tenido la fortuna de ganar un premio en la lotería y le reprochaba el sastre que no cancelaba una cuenta lo que a mi extraña es que Ud. le extrañe CSO, Ah! Sus cuentas no anduvieron muy bien paradas en ninguna de sus peregrinaciones. Recuerdo que una señora dueña de un boarding en Guatemala, después de preguntarme mucho por Aquileo, decia sonriente: él no me pagaba, pero si vuelve, tendrá aqui hospitalidad de nuevo, porque posee un secreto inimitable para hacerse perdonar sus deudas. En Guatemala tam.
bién, cuando al salir de las reuniones o del Teatro y para mitigar un poco el frio, alguno levanta la solapa, al punto exclaman los de la tierra: lleva Ud. el sobretodo de Aquileo

    Notas

    Este documento no posee notas.