Guardar

28 Páginas Nuestradas Decidme, no parecen estos rasgos to.
mados de una página de la Bohemia de Murger cuyo héroe principal, Rodolfo, tiene más de un punto de contacto con el poeta de Costa Rica? También el episodio de su muerte me parece semejante a las úl timas escenas de la pieza que Puccini ha idealizado con su música vibrante. Las mismas esperanzas, las mismas ilusiones, el ensueño que aún tiene alas, no obstante la bruma, la escasez y la tristeza desolada del invierno Cuando le vi la última vez, la idea de conocer Paris, aun vuelo de pájaro, aun desde la ventana de un sanatorio, le hacia agitarse en su lecho, olvidando sus dolo.
res. Estaba muy pálido, demacrado, envejecido prematuramente; de su simpática presencia quedaban sus ojos, que chispeabaa siempre como escondiéndose, sobre todo cuando reia, y palabra cordial, como de costumbre, me revelaba su intima satisfac.
ción por el decreto del Congreso que no le guardaba rencor por su epigrama. y que le acordaba con qué marchar a Euro pa en busca de salud.
He aquí una página conmovedora. Una carta escrita muy poco antes de su muerte, que nos revela, en medio de tantas amar guras, al hombre de corazón. Barcelona, de enero de 1909.
Sra. a (etc. Queridisima.
Desde el dia 20 de noviembre último esloy en esta ciudad. Me vine de Paris Iuvendole al frio, que me causaba mucho mal.
El Sanatorio es un palacio sunluoso, con jardines esmeradamente cuidados: los cuartos son muy cómodos y elegantes, y el servicio está a cargo de hermanas de la caridad, que son verdaderos duge llenos de abnegación y de bondad. En esta casa estoy desde entonces.
Aqui pasuré mi convalescencia, y aunque une, los días que tenga que permanecer en Barcelona Volviendo mis males, le dire que me puse tan grave que hubo necesidad de beatificarone. Quiso Dios que no me muriera y hoy sigo mejor, pero en un estado de debilidad espantoso (perdone. Desde hace cuatro dias mne permiten levantarme una hora cada dia.
Crée el Doctor que para recuperar mis fuerzas y estar en estado de embarcarme, necesito permanecer en esta casa bajo una estricta disciplina en la alimentación, lo menos de dos di tres meses. Ahora bien, toy di pintarle mi siTuación.
Hoy, primero de enero, celebramos el año nuevo todos casi todos los enfermos de esta casa comulgando. Los que están en estado de bajar, en la capilla, y los que no podemos salir, en nuestras habitaciones. La ceremonia era al par imponente y conmovedora: lodas las hermanas concurren al acto llevando cada una una vela de cera muy grande y encendida. Con mucho primor arreglan una mesa en que colocan un Cristo que es una verdadera obra de arte, detrus de El grandes jarrones llenos de flores y palmas y al lado dos candelabros de oro. Antes de llegar el padre, luve un par de impresiones muy extrañas.
Las ventanas estaban cerradas, y la luz de las velas al resbalar sobre el cuerpo del Redentor, oscilaba ligeramente y daba por resultado que parecia con toda claridad que el Cristo respiraba; tenia tentación de levantarme y auscullarlo. La segunda fue producida por lo siguiente. Rocio con agua de Colonia una hermana la mesa y se fue. Volvi ver el Cristo y una golita de agua se habia prendido en uno de sus párpados y finjia una ldgrima.
No pude menos de exclamar lleno de fe conmovido hasta el fondo de mi alma: El Señor llora por mi. Ya estoy salvadol y lagrimas de gralitud y de alegria brolaron de mi corazón. Se conoce que al escribir esto, estaba emocionado: pres en el original se advierte una mancha de tinta más clara en la del por mi. sin duda rodó una lagrima del que escribia, y mezclada con la tinta de la p, aparece la letra casi borrada y la mancha mds transparente que la tinta de las letras posteriores. Alguna vez he de pintar yo en prosa o en verso, cuando tenga mi cabeza despejada, esta escena, que dejard memoria en mi espiritu mientras viva, y Ul. mi buena y santa.
se la he de dedicar.
Después concluye asi: Deseo Ud. y 10dos un feliz año nuevo, millonario en prosperidades y venturas.
La abraza de todo corazón su afectisimo (pone el grado de parentesco. Cuando empezaba a asomar su cabecita virginal la primavera, el de marzo de 1909; cuando el sol de España vertia ya sobre la tierra entumecida sus alegres rayos, al punto de que pudo engañarse y

    Notas

    Este documento no posee notas.