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Páginas Ilustradas COMENTARIOS BREVES CASO INCREIBLE bien, cuyas ventajas 10 embellecerán nuestros días.
Sacrificar un hábito. Sustraerse la tirania de un vicio chiquitin. Resignarse perder el goce voluptuoso de una pequena superfluidad. Pero si los hábitos, los vicios y las superfluidades son los cimientos de la vida! Un cigarro no hace falta para vivir; pero un cigarro, esa pequeñez que se convertirá en un montonsi.
llo de cenizas y en unas espirales de humo, ayuda reflexionar, acompaña, es un pretexto para interrumpir la ruda faena, es un motivo para charlar, es un intermedia.
proximar hombres que sin él no se aproximarian. Es, además, una medi cina, un placer, un regodeo.
Yá todos estos fililies espirituales y materiales han renunciado los vecinos de Torre del Mar para que eduque sus hijos un profesor.
Un profesor ique fumará, seguramente, lectores! No es maravilloso?
rio para Torre del Mar es un pueblecito de la provincia de Málaga, que sólo podia agradarnos por su limpieza, por su alegría y por la luz de su cielo. Mas un súbito arranque de sus vecinos ha conquistado toda nuestra admiración. De aquí en adelante, lectores, lablaremos de la aldea malagueña, habitada. caso increible! por criaturas de voluntad, con ternura, con respeto, con pasmo. He aquí la hazaña de los vecinos de Torre del Mar. En Torre del Mar preocu.
pábanse algunos hombres de corazón del problema de la enseñanza. Los niños, abandonados, crecían con idéntica selva tiquez que si hubieran visto la luz en el bosque; adquirían trabajosamente algunos conocimientos elementales, y llegaban la virilidad sin que los hubiesen desasnado, con el cerebro sin desbrozar, con la inteligencia atrofiada. inútiles para emprender, con los brios que da la confianza en el triunfo, la lucha por la vida. Para combatir el mal terrible de la incultura hacia falta una escuela, y como era absurdo esperar que el Estado se conmoviese y concediese la humilde petición, los varo.
nes del pueblecito acordaron sostener un maestro y adquirir un local con lo que gastaban en tabaco.
Nombróse un depositario; comenzaron los valientes trabajadores entregar las perrillas que dedicaban envenenarse; reunieron en el primer mes 90 pesetas, y enseguida escribieron a Madrid, solicitan do un profesor que se conformase con ga.
nar este modestisimo sueldo.
No es increíble la hazaña? No es inaudito el caso? no anima y conforta, com pañeros? Más fuerza, más energia que el heroismo teatral al que se lanzan los honbres empujados por la pasión, acuciados por indebidos deseos o estimulados por la dignidad, el temor la ansiosa sed de gloria, revela el heroismo oscuro de los sacrificios pequeños, de la privación constante, de la molestia continua. Menos patriotismo hace falta para jugarse la vida en un minuto de exaltación, cargando con un sable en la diestra sobre un cruel enemigo, que para sacrificar un hábito, una costumbre, la consecusión de un lejano EL VALENTÓN PORTUGUÉS Para Febe de Lemosin Un vejete portugués, un general lusitano, fuése la guerra una vez con sable y trabuco en mano.
El guapetón veterano cobardemente se aterra entre el fragor desa guerra; y con raras convulsiones miedosas contracciones, exclama: Non lembles, Terra!
Pasada la guerra el viejo un espejo fué mirarse; y después de contemplarse largo rato en el espejo, arrugando el entrecejo al ver su convulsionismo, por las calles, con cinismo, siempre temblando y temblando, con voz ronca iba gritando: Tenho meido de meu meismo.
FEDERICO ESCOBAR Panamá, marzo de 1911.

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